Facebook: ventas, sexo, cambalache... ¡De Todo!

new9CIUDAD DE MÉXICO.- Los usuarios de la red social de Facebook han encontrado no sólo una ventana para la interacción, el romance, las citas, lo frívolo, sino también para el trueque de una pulsera hasta productos de limpieza, actividad con gran impacto desde hace algunos años, al grado de que en la actualidad se ofrece hasta sexo por algún artículo o servicio por medio de internet.

A partir del cambio tecnológico y la aparición de redes sociales que van más allá de interactuar con otro usuario por diferentes motivos, detonan grupos en Facebook que son utilizados específicamente para la compra, venta, donaciones, subastas y cambalache de pertenencias, que en lo particular ya no sean útiles.

En este siglo XXI la tecnología se ha vuelto una herramienta de trabajo. Estamos tan inmersos en las redes sociales que ahora sirven para que madres solteras y un grupo de personas busquen un ingreso.

El maestro Leobardo Hernández, experto en seguridad de cómputo de la Facultad de Estudios Superiores Aragón (FES), en entrevista con EL UNIVERSAL, asegura que México es el tercer país en el mundo que más tiempo gasta en redes sociales, los mexicanos con acceso a internet, que son más de 60% de la población —aproximadamente 70 u 80 millones de mexicanos con acceso a la red—, casi todos tienen perfiles en alguna red social y ocupa alrededor de 4.5 horas diarias en la “navegación”.

 

Una actividad sin límites

Mercedes Ramírez González, madre soltera a cargo de tres niñas, es unas de las pioneras en la compra, venta, subastas, donaciones y cambalache, empezó hace dos años, después de perder su empleo, comenzó a vender chocolates en una página de Facebook, donde fue invitada para promocionar su producto.

No hay edad límite para ser administrador de una página, ni género, pero en particular son madres solteras las que buscan un ingreso para solventar sus gastos. Se dividen en administradores, que son la cabeza del grupo, los moderadores, encargados de la organización del perfil.

Ramírez González no cree que sea una acción clandestina, considera que se tratan de ayudar unas a otras vendiendo prendas que ya no usan y corroborando que los compradores sean de confianza, recomendando a personas que hayan adquirido algún artículo.

Explica que la dinámica consiste en: “Solicitar unirte al grupo en Facebook de tu preferencia; seleccionar el artículo que haya llamado tu atención, respetando las reglas que el sitio tenga y las dinámicas que realicen por día; como siguiente paso, te pones en contacto con la persona del artículo para después acordar un punto medio para entregar el producto”.

La madre soltera afirma que esto fue más allá de hacerlo por medio de una plataforma en línea por lo que crearon un “Frente Común” de cinco grupos en Facebook, el cual se organizó para instalarse en el descanso del transbordo del Metro de la Ciudad de México, entre la Línea 2, que va de Tasqueña a Cuatro Caminos, y la Línea 9, de Garibaldi a Constitución de 1917, los sábados de 10:00 horas en adelante.

Con pancartas y celular en mano las mujeres toman un lugar para hacer el cambio de artículos que ya no les son útiles, en algunos casos se hace el cambio por despensa o productos de limpieza, dependiendo el usuario.

Les duró poco el gusto, debido a que la multitud que se aglutinaba para hacer el trueque de la mercancía no permitía el flujo de las personas que se desplazaban por esa línea del metro, lo que provocó la reacción de los encargados e hicieron un operativo para desalojar a las “vendedoras”.

Los jefes del Sistema de Transporte Colectivo Metro tomaron fotografías de las personas que se reunían en la estación Chabacano, amenazando a Mercedes y a otras personas de no regresar a esa estación sino quería ser acusada de “líder de ambulantes”.

Los administradores portaban unos gafetes, que ellos mismos fabricaron, para identificarse evitando que personas ajenas al “Frente Común”, que formaron para mantener seguros y organizados los grupos, entraran en las dinámicas que ellos realizaban.

 

Seguridad en línea

Leobardo Hernández señala que es muy común el comercio ilegal no registrado, que no paga impuestos por internet; la venta en línea representa un riesgo, “es una trampa” para los compradores que de buena fe quieren cambiar o donar, dependiendo el caso.

El experto en seguridad de cómputo expone los fraudes más comunes por internet: “La venta de artículos personales, por ejemplo, subir la foto desde un “Smartphone” y decir que lo están vendiendo porque ya tienen un equipo más reciente; un usuario se pone en contacto con el vendedor, acuerdan el punto de entrega y al llegar son despojados de los artículos que se publicaron en la red y de los artículos personales, por escribir datos de más en la publicación”.

También existen los perfiles falsos de mujeres que ofrecen supuestos servicios, con una fotografía ficticia, pero que en realidad se trata de una persona de edad mayor que no tiene las características mencionadas en la página. “Cuando se realiza el encuentro se percatan de que es una estafa y forzosamente tienen que pagar el servicio, porque la persona del Facebook falso lleva a sus acompañantes, el usuario que contactó a la mujer corre el riesgo de ser golpeado o robado”, advierte el experto.

Leobardo Hernández explica que “no solamente es ilegal, tampoco pagan impuestos, te ofrecen servicios que en ocasiones son prohibidos y corren riegos de que sea un gancho para estafar, robar o secuestrar; ese es el problema que pueden conllevar las redes sociales”.

Los delincuentes hoy en día están al tanto de las tendencias en internet. “Suplantan sitios de comercios legales, una tienda departamental, para que el cliente capture sus referencias de tarjeta, cuentas personales, para luego utilizar esos datos y estafar o clonar la identidad de las personas”, asegura.

El académico de la FES Aragón detalla que no existe nadie que regule eso. “Se supone que existe una Policía Cibernética, pero ellos están más enfocados en delito abierto, como: secuestro virtual, prostitución infantil, trata de personas, tráfico de drogas, armas; pero estos delitos, digamos menores, que llegan a ser mayores en la realidad, son la puerta al crimen, más grande y peligroso, pues no le dan seguimiento a menos que haya una demanda, y si hay demanda el código penal establece lo que es un delito informal”.

Quién va a denunciar un delito que carece de pruebas cuando sólo se cuenta con un perfil falso y la escena del crimen es virtual, “se deben tener pruebas de otro tipo, y eso ni los abogados, ni los jueces, entienden cuál es el problema”, argumenta.

Ante este fenómeno “el ciudadano está indefenso”, situaciones que cada vez son más consideradas como el “cibercrimen”, que en sus diferentes facetas deja “millones de dólares anuales a la delincuencia organizada”.

Regular las redes sociales es “prácticamente imposible, lo que se tiene que hacer es educar, sin educación no hay consciencia de los riesgos, lo que tiene que hacer este país es trabajar fundamentalmente en educar, no sólo en internet, en general, decisiones a largo plazo que se deben tomar”, señala Leobardo Hernández.

El Universal / RDlMB 16/10/16

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