RELATOS DE LA FRONTERA | Manuel Mascareñas y su propuesta de una puerta fronteriza en Nogales
Dr. Ismael Valencia Ortega*Historiador
Durante el siglo diecinueve se reconocía una frontera pactada en términos convencionales entre México y Arizona, pero de la que no existían más que algunos monumentos que deban referencia de la misma, y cuyas dudas en su precisión suscitaron conflictos por la sospecha de que fueron destruidos o se removieron de mala fe, siempre hacia el sur por los estadounidenses buscando ganar espacio.
A diferencia de fronteras naturales como lo puede ser el río Bravo o el Colorado, en Sonora nos existen referentes que señalen al respecto los límites territoriales de cada país, por lo que siempre fue un problema cómo simbolizar materialmente esa línea imaginaria, labor en la que participaron varios sonorenses como Pedro García Conde y Emiliano Corella Yslas, el primero en los años de 1854 a 1857 y el segundo en 1897.
La imagen de esa frontera era imaginaria, ideal, sin poblados o comunidades que le dieran una presencia viva, dinámica. Hasta que aparecen comunidades como Nogales, Naco, Agua Prieta y Douglas, la frontera requirió tomar materialidad.
Al nacer estas comunidades, en particular la de Nogales, sus caseríos y edificios comerciales se construyeron sin ningún orden, incluso al tope de lo que se supone era la línea, y de la que se valían algunos comerciantes para evadir el pago de impuestos; o la leyenda de que las propiedades de William C. Greene eran tan extensas que eran contiguas en ambos países, de tal manera que instalaba puertas sobre la misma línea, por las cuales pasaban sus hatos ganaderos a lado americano sin pagar derechos de exportación.
En la actualidad el levantamiento de una cerca para impedir la inmigración ilegal a Estados Unidos ha sido motivo de protestas, sin embargo, ese símbolo en su momento fue una demanda urgente del Cónsul Mexicano en Nogales Arizona el primero de marzo del año mil novecientos, Manuel Mascareñas, señalando la necesidad de un símbolo o referente material que diera indicios de que allí existía un límite entre dos países, señalando:
“El establecimiento material de jurisdicción territorial, por medio de una reja de hierro de buen aspecto, dará término al contrabando que de una manera constante se efectúa entre ambas poblaciones y que es causa de la misma a que están reducidas los comerciantes del lado mexicano, que luchan por sostener expendios de mercancías generales, de primera necesidad, los que pagados los actuales derechos de zona, no pueden competir con los de Nogales Arizona, de lo que resulta que sólo pueden prosperar los que importan directamente de Europa mercancías de lujo y medio lujo que no están al alcance de la clase proletaria, que es la que realmente requiere protección".
Lo coincidente entre la propuesta actual de Donald Trump, y aquella de Manuel Mascareñas, es que ni una ni otra ha resuelto el problema que cada quien han querido atacar en su tiempo.
Dr. Ismael Valencia Ortega*Historiador de la Universidad de Sonora
