#RelatosDeLaFrontera | ¿American way of life en Sonora? Trasformación y apropiación

Por Jesus Jaudiel Gonzalez Navarro*
En los tiempos que corren con la retórica del presidente Trump, diciendo que los Estados Unidos sufre ante el ataque de las hordas de mexicanos que cruzan la frontera trayendo las drogas, violadores y tradiciones no americanas, parecería desconocer tanto él como sus votantes lo porosa e imposible de blindar que resulta nuestra frontera común. Esto también ignorando los múltiples beneficios que ambos países han gozado con la peculiaridad de nuestra frontera.

Éste intercambio, como el lector se habrá de imaginar va más allá de lo económico y algunos de estos intercambios pueden observarse elementos materiales desde cuestiones pequeñas como monumentos, hasta la misma organización de ciudades, pueblos y formas de construcción. En Sonora tenemos como ejemplo de ello tres lugares que tanto su organización urbana como su diseño arquitectónico corresponden a cualquier ciudad norteamericana desde Seattle hasta Portland (Cananea, Pilares y Nacozari).

En algunos casos esto podría resultarnos un tanto cuestionable o leer estas líneas con gran incredulidad, sobre todo para nuestros lectores ajenos al estado. En algunos casos podría preguntarse el lector más nacionalista: ¿Cómo ha pasado a ser una realidad perdurable semejante atropello cultural?, Por otro lado el lector más cauto y curioso pudiera cuestionarse ¿Qué elementos históricos dieron pie a que esto surgiese? Y ¿Cuáles son las diferencias en la organización urbana entre el resto de Sonora y estos pueblos mineros?

En este caso para resolver nuestras interrogantes tendremos que visitar un periodo histórico el cual a más de 100 años nos resulta emocionalmente confuso, contradictorio y en algunos casos repulsivos, nos referimos al porfiriato. Ahí inicia el gran viaje del proyecto de extracción a nivel industrial en el cual se convertirán estos centros mineros.

Fuera de mi aseveración valdría la pena preguntarse ¿Cómo cambia el panorama sonorense y mexicano para que ello sucediera? La situación de la sierra sonorense tuvo cambios sustanciales a raíz de elementos específicos a nivel nacional e internacional, gracias al desarrollo de una estabilidad política y social dónde Porfirio Díaz era la cabeza del país orientado hacía el positivismo, quien trató de industrializar México a imagen y semejanza de las grandes naciones europeas utilizando sus inversiones para generar los elementos técnicos de los cuales carecía la nación para industrializarse.

Aunado a esto la necesidad de metales industriales por parte de las grandes potencias internaciones y una baja en la plata dieron una coyuntura específica para que dicha zona obtuviera la atención necesaria creando con ello los grandes centros industriales extractivos para entrar en el mercado internacional del cobre.

Casi por unanimidad los autores describen como un crecimiento exponencial bastante brusco, como Romero Gil el cual explica que “a partir de 1891-1892, por influencia del mercado exterior, se desató en México la producción sostenida de metales industriales y combustibles, de tal suerte que del 20% de la producción global que representaba en 1900, en 1910-1911 pasaron al 46.1%.” De tal suerte que desde el porfiriato gracias a la misma estabilidad interna pudieron llevarse a cabo una serie de campañas militares exitosas con el fin último de eliminar de una vez por todas las amenazas apaches y de tal forma las antiguas zonas mineras tuvieron la seguridad requerida para que la inversión de capital fuera efectiva.

Aquí tenemos la coyuntura, los motivos y oportunidades para que se consolidaran en estas localidades las empresas norteamericanas, las cuales buscaban extraer el cobre necesario para la demanda internacional. Al llegar a estos lugares las empresas se encontraron con que al ser centros mineros explotados de manera no muy diferente a la época colonial, con población escasa y comunicaciones tortuosamente lentas con un trasporte basado en animales de carga y una nula conexión a la insipiente red global telegráfica se dieron a la tarea de crear los elementos materiales necesarios para la explotación.

Desde estos elementos materiales observamos una diferencia solida entre los enclaves mineros de la sierra y el resto de las poblaciones en Sonora. Autores como V. Galindo nos hablan de que para 1900 llega a Pilares el arquitecto Ralph M. Ingersoll, invitado por la misma compañía minera. La descripción de la construcción nos da pie a señalar la primera diferencia con respecto a las ciudades de Sonora.

La organización general del espacio urbano podría decirse que tiene su epicentro en la plaza central de los pueblos o ciudades, la cual se encuentra flanqueada por el palacio municipal o edificio que simbolice el poder administrativo y por las catedrales o iglesias, las cuales simbolizan el poder religioso el cual es herencia de los proyectos coloniales. De esta zona la organización es en cuadriculas perpendiculares a la plaza de armas organiza el resto de la localidad. Por otro lado Cananea, Nacozari y Pilares carece de dichos elementos, organizándose las ciudades en torno a una avenida central por donde los comercios se establecían y una zona perfectamente identificada donde habitaba el grueso poblacional.

El palacio municipal también es otro elemento que nos podría señalar dichas diferencias arquitectónicas en la construcción de espacios internos. Las características más sobresalientes de la construcción es la falta de un patio interno amplio característico de las edificaciones dentro de Sonora, así como grandes ventanas y en sí mismo los materiales de construcción. Todo ello rompía con las formas arquitectónicas habituales en el Estado, dado que la característica más habitual en el uso de materiales era la utilización de adobe en paredes de considerable espesor, techos altos y ventanas pequeñas para que con ello la casas estuviera a una temperatura inferior que el extremoso calor reinante en gran parte de Sonora. Por otro lado las casas en los enclaves guardan elementos particulares con el fin de proteger a sus habitantes del congelante exterior. Encontrarse de manera escalonada en los cerros proporcionaban una con otra cobertura del frío, dichas casas eran hechas de contados materiales: ladrillo, madera o adobe las cuales se revestían de enjarres proporcionando así cierto nivel de aislación, ello combinado con pocas ventanas dejaban escasos lugares para el intercambio de calor con el exterior. Las casas también contaban con techos a dos aguas de lámina y un cielo, así como piso de madera el cual mantenía el calor en los tiempos invernales. Otro elemento con el cual contaban muchas era de un sótano, éste no tenía una función estándar en mucho de los casos siendo más bien una extensión multipropósito de la casa.

De inicio a fin las empresas norteamericanas se aseguraron de llevar un pedacito de sus hogares y arquitectura a las nacientes ciudades las cuales controlaban. Sin embargo este American Way of Life no hizo sentir menos mexicanos a aquellos pobladores, participaron activamente en la revolución mexicana, los movimientos sindicales, los 70 años de priismo, fueron voz nacional en las demandas obreras con su grito 8 horas 5 pesos y en nuestro presente enfrentan al igual que todos los sonorenses los retos que nos traen los tiempos presentes.

Por Jesus Jaudiel Gonzalez Navarro* Licenciado en Historia. Universidad de Sonora

TAGS: