#RelatosDeLaFrontera | Entre el honor y el suicidio
Ismael Valencia Ortega*
En cada crisis económica hay imágenes que se han convertido en símbolo de momentos cruciales en que los mercados bursátiles se derrumban. Crisis como las de 1929 se recuerdan con los suicidios de inversionistas que, al verse en la ruina, se lanzaban de edificios en Wall Street, o los gritos y empujones de los corredores de bolsa en la puja de compra y venta de acciones.
Anterior a 1929, dos son las crisis que se pueden analizar empíricamente por las repercusiones que tuvo para México y Sonora; las correspondientes a los años de 1884 a 1885 y de 1907 a 1908, los que por su impacto sobre la actividad minera y comercial. De inéditos pasajes vividos por la sociedad, de empresas cerradas, desprestigio y desconfianza entre empresarios, demandas mercantiles que ahogaban la capacidad de los juzgados y desempleo de una creciente clase trabajadora.
Fue durante la crisis de 1994 que el comerciante Manuel Echeverria, hostigado por sus acreedores y malas decisiones con los comerciantes del interior a los que representaba como intermediario en Nogales, se vio orillado a medidas extremas, incluido atentar contra su vida. Para ese comerciante los valores del honor ante el descrédito, más que la ruina económica, se convertía en la pérdida de su lugar en la sociedad.
Ya sabían que antier se suicidó en Nogales, Manuel Echeverría. Se dice aquí, que J.D. Castro que le había mandado $500.00 para pagar derechos de una partida de manteca que estaba en aquella aduana, y habiendo pasado días sin que la manteca viniera fue Castro a despacharla; y a consecuencia de haber exigido Castro la suma de $500.00 a Echeverría se suicidó éste.
La amenaza del descredito personal, la penas legales llevaron al suicidio, sin embargo no todos los comerciantes en esas condiciones compartían los mismos valores y optaron por darse a la fuga a otros lugares donde reiniciar nuevos proyectos económicos, dejando en tanto a sus clientes en problemas de recuperación de los créditos.
El manejo de créditos y dineros entre comerciantes e intermediarios se basaba en un sentido de confianza, lealtad y honorabilidad de que no se haría mala disposición, sin embargo este fue un caso cuyo final no cumplió con esas condiciones éticas.
*Ismael Valencia Ortega, Doctor en Historia por la Universidad de Sonora
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