#RelatosDeLaFrontera | Desconfiando de los empresarios extranjeros
En el mes de noviembre de 1893, empresarios sonorenses reciben la visita de un prominente político y minero estadounidense; era el senador Tabor quien en compañía de su familia visitaría el puerto de Guaymas con el objetivo de realizar la compra de la mina Babicanora ubicada cercana al pueblo de Sinoquipe en el Río Sonora.
La visita no tenía nada de extraordinario, era una época donde muchos transitaron por su geografía en la búsqueda de yacimientos mineros, buscando adquirir o invertir en ellas. La fama construida en los siglos anteriores se agrandaba con grandes proyectos en desarrollo, como Cananea y Nacozari, de los que Tabor fue uno más atraído por esas prometedoras visiones.
Nadie se imaginaba que Horace Austin Warner Tabor, el senador por el estado de Colorado de la unión americana, tuvo una vida que merecería ser fuente inspiradora para el cine y las bellas artes. Todo empezó con una carta de un abogado estadounidense Marks dirigida a Antonio Camou para que lo atendiera en su visita para realizar la compraventa de la citada mina, operación con un valor de sesenta mil dólares pagaderos a dos años, sirviendo de intermediario el Gobernador Ramón Corral.
La desconfianza
El compromiso de compra que firmó Tabor se estipulaba que debía emplear en la mina un mínimo de diez operarios, y que de no hacerlo se cancelaría la venta. En cambio los vendedores tendrían derecho al 25% de la producción beneficiada, sin costos para ellos de impuestos y deduciendo los gastos de operación.
En su correspondencia personal, el diputado local Juan Pedro Camou plasma su desconfianza de estos personajes estadounidenses, que eran precedidos más de fama que de capitales. Sus dudas se derivaban de un préstamo solicitado por dicho empresario por una cantidad de ochocientos o mil pesos a un plazo de sesenta días: “Acá entre nos, no sé qué clase de millonario sea ese amigo que anda pidiendo fiado cuando muy bien podría vender giros sobre los Estados Unidos y pagar al contado lo que compre para gastos de la mina. RÓMPALO.”
La reflexión era una pequeña nota, que al final el sobrino – Antonio Camou- sugería se rompiera, cosa que como es de suponerse no realizó. La intuición o argumentos de Juan Pedro Camou en poco tiempo se justificaron por la caída del precio mundial de la plata y malas decisiones de Tabor lo llevaron a la bancarrota y a su miseria, el mismo año de su visita a Sonora. Su muerte en el año de 1899 dejó una saga de escándalos sociales con su segunda y bella esposa Elizabeth Mccourt, cuya leyenda fue tema de la opera “La balada de Baby Doe” y la película 'Silver dollar', filmada en 1932.
Por Ismael Valencia Ortega
ismaelvalenciaortega58@gmail.com
EXP/RED/DAW/FEB/2017
