Río Sonora en el olvido

Resulta inaudito que a tres años de la fuga de ácidos de la mina Buenavista de Cananea no se haya logrado resolver esta situación que afectó gravemente a los pueblos del río Sonora y a sus habitantes.

Hay quienes argumentan una y otra vez que se exageraron las consecuencias de los cuarenta mil metros cúbicos de lixiviados de sulfato de cobre que fueron derramados sobre los ríos Bacanuchi y Sonora.

Otros más llegan al extremo de asegurar que las medidas tomadas por la empresa responsable del terrible accidente y por las autoridades federales cumplieron sus objetivos.

Sin embargo la realidad es totalmente distinta, basta dar un vistazo a los medios de comunicación para darnos cuenta que el desastre ambiental más grande registrado en México sigue por demás presente en perjuicio de una de las mejores regiones de la entidad.

Quien sabe que maleficio cayó en Sonora porque todavía no salimos de una cuando llega otra nueva tragedia.

Hace apenas ocho años -en junio del 2009- se registró en Hermosillo el doloroso siniestro de la guardería ABC en donde fallecieron 49 pequeños inocentes que jamás debieron correr tal suerte ante la negligencia y mezquindad de unos cuantos.

Cinco años después -agosto del 2015- la historia es distinta pero los resultados son similares: la dejadez y avaricia de una empresa minera permite un accidente que a Dios gracias no ocasionó pérdidas humanas, pero sí la destrucción de una amplia zona productiva y afectaciones de salud serias para un buen número de pobladores de la ribera del río Sonora.

Surgen acusaciones a diestra y siniestra sobre los malos manejos que se ha dado al fideicomiso creado por el Grupo México por un monto de 2,000 millones de pesos.

Quejas amargas sobre la escasa atención médica para tantos afectados por la contaminación, incluyendo casos de cáncer y otros de enfermedades de la piel jamás vistas con anterioridad en la región.

Tampoco se sabe que pasó con las plantas tratadoras de agua que serían construidas a la vera del río ni del hospital para damnificados. Ambos planes quedaron solo en meras promesas.

Las dudas sobre la calidad del agua siguen a la orden del día, nadie conoce a ciencia cierta el nivel de contaminación que mantienen las fuentes de abasto lo que ha sido suficiente para espantar al turismo que antaño invadía a los poblados del río Sonora.

En suma, a tres años de la calamidad química el panorama es por demás desolador y no se observan acciones contundentes por parte de los gobiernos para dar una solución integral y definitiva.

A estas alturas tocaría al gobierno de Sonora entrar al quite y empujar con fuerza para que la empresa Buenavista del Cobre y el gobierno federal realicen su parte.

No se requieren inversiones gigantescas ni esfuerzos sobrehumanos, simplemente cumplir con lo prometido luego del derrame mortífero.

Los pobladores de Banámichi, Ures, Baviácora, Aconchi, San Felipe, Arizpe y también los de Hermosillo, merecen que se lleve a cabo un nuevo y definitivo esfuerzo.

Apuntes varios…
Pues nada que ayer arrancaron las obras de la prolongación del bulevar Carlos Quintero Arce que se unirá al bulevar Luis Donaldo Colosio, precisamente en la esquina donde se proyecta construir el hospital de especialidades de Hermosillo, mejor conocido como el nuevo hospital general… Serán 1,700 metros de asfalto que incluirán drenaje pluvial y las vialidades necesarias para poner un alto a las inundaciones que año con año se presentan en la zona poniente de esta capital… Por cierto, la solicitud de la gobernadora Claudia Pavlovich para declarar zona de desastre a Hermosillo y Nogales por las lluvias recientes además de necesaria es por demás urgente… Y más en la fronteriza población en donde han caído verdaderos diluvios durante las últimas semanas… Los nogalenses han aprendido a fuerza de costumbre a hacer frente cada año a las fuertes corrientes de agua que convierten a sus principales avenidas en ríos caudalosos por demás peligrosos… No se vale, pues, que cada vez que llueva se ponga en peligro a los habitantes de tan progresista ciudad por la falta de obras pluviales que hace muchos años debieron haber sido construidas… ¿Tendrá el alcalde Cuauhtémoc Galindo los tamaños para emprender la reconstrucción de Nogales? Sinceramente lo dudamos porque hasta le fecha no ha hecho gran cosa por la ciudad.

José Santiago Healy
jhealy1957@gmail.com

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