Fátima, un santuario impresionante

FÁTIMA, Portugal.- De Santiago de Compostela a este santuario mariano hay una distancia de 420 kilómetros que se transitan en un abrir y cerrar de ojos.

Tanto la autopista española como la portuguesa son por demás seguras, las casetas de cobro son numerosas y hay que pagar entre dos y veinte euros de acuerdo a la distancia recorrida.

En este trayecto, al igual que el realizado de Fátima a Madrid, no vimos patrullas y tampoco algún accidente carretero. Pareciera que la vigilancia se desarrolla vía radar y aunque el límite de 120 kilómetros es rebasado por muchos autos, los conductores destacan por su destreza y cortesía.

En Europa las gasolineras son un deleite, además de su fácil acceso cuentan con todos los servicios necesarios: restaurante, tienda, baños, incluso bar y taller. Eso sí los precios del combustible son desorbitados: el litro de gasolina oscila entre los 1.44 y 1.66 euros de acuerdo al octanaje, algo así como 30 pesos el litro en promedio.

El paisaje es espectacular, pasamos por bosques frondosos colmados de pinos y en ciertos puntos se alcanza a divisar la majestuosidad del océano Atlántico, todo bajo un clima espléndido a pesar de la temporada de verano.
Cruzamos a un lado de Pontevedra, pequeño poblado que significa “el viejo puente” y que es la capital de la provincia del mismo nombre. Destaca por su arquitectura medieval y se le recuerda por la intensa actividad que tuvo como puerto en siglos pasados.

Más adelante llegamos al puerto de Vigo, considerado el número uno en pesca y uno de los más grandes en comercio naviero en el mundo. Ahí se asienta la empresa Pescanova, la pesquera más importante a nivel internacional.

No resistimos la tentación de salir de la autopista para dirigirnos a las instalaciones del puerto. Son simplemente asombrosas: miles de contenedores, grúas, muelles y barcos inundan el panorama. Quizás algún día tendremos tal desarrollo en Ensenada, Guaymas, Mazatlán o Progreso.

Luego de cinco horas llegamos a nuestro destino: el Santuario de Nuestra Señora de Fátima, el tercero más visitado por la grey católica después del Santuario de Guadalupe en México, y el de Lourdes, en Francia.
Unos cinco millones de peregrinos visitan cada año este poblado que desde el arribo llama poderosamente la atención por lo apacible y su agradable y acertado diseño urbanístico.

A diferencia de la Villa de Guadalupe, aquí se puede llegar con facilidad en auto, hospedarse en uno de los cientos de hoteles y caminar de un lado a otro sin problemas de tráfico y en un ambiente de seguridad.

Fátima cobró fama mundial a partir del 13 de mayo de 1917 cuando la Virgen María, con su rosario blanco en la mano, se les apareció a tres pastorcitos: Lucía de Jesús de diez años, Francisco de nueve y Jacinta de apenas siete años de edad.

El Santuario de Fátima está integrado por la Capilla de las Apariciones, donde cada noche se reza el rosario en varios idiomas y se realiza la tradicional procesión con velas; la Basílica de Nuestra Señora del Rosario en donde yacen los restos de Lucía, hoy beata y los santos Francisco y Jacinta; además de una moderna construcción con varias capillas y salones para atender a los miles de peregrinos.

El santuario cuenta con una explanada gigantesca donde se llevan a cabo las misas de celebración de la Virgen de Fátima cada 13 de mayo y que han sido oficiadas por distintos sumos pontífices, en especial Juan Pablo II, quien visitó el lugar en tres ocasiones.

Existe un museo que exhibe, entre otras cosas, valiosas joyas litúrgicas, la corona de Nuestra Señora de Fátima y una de las balas que alcanzó al papa Juan Pablo en aquel histórico 13 de mayo de 1981.

Además del fervor y la espiritualidad que se respira en Fátima, hay que reconocer la cálida hospitalidad de los portugueses así como el orden que reina en esta población. Vaya hasta los vendedores de souvenirs y artículos religiosos destacan por su buen trato y respeto hacia los visitantes.

Noticias, noticias…
A pocos kilómetros del Santuario de Fátima se encuentran las casas que habitaron las familias de Lucía y de sus primos Francisco y Jacinta. Se conservan en muy buenas condiciones y vale la pena visitarlas. Francisco y Jacinta murieron muy jóvenes y fueron canonizados por el papa Francisco el año pasado, aquí en Fátima. En tanto, Lucía falleció en el 2005 a la edad de 97 años y en el 2008 se abrió su proceso de beatificación… Hasta estas latitudes repercutió el sorpresivo nombramiento de Manuel Bartlett Díaz como futuro director de la Comisión Federal de Electricidad. La pregunta es: ¿a los 82 años de edad será posible dirigir con habilidad una paraestatal tan compleja y en plena crisis?

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