México en números

Somos números. Con el paso del tiempo, la especie humana se mide y mide sus éxitos y fracasos por medio de cifras. Desde los porcentajes hasta los likes, individuos y sociedad evalúan sus éxitos o fracasos por medio de números y derivados. La sociedad se ha numerizado (invento la palabra); todo, absolutamente todo se contabiliza. Desde el número de visitantes a una exposición hasta el número de personas decapitadas. 

Quienes más apuestan a las cifras son los políticos. Elogian sus logros por medio de estadísticas y proponen estrategias basadas en los estudios realizados por sus colaboradores. No todas las estadísticas se publican y no todas son fiables. La vieja idea del profesor Aarón Levenstein, un tanto misógina, acerca de las estadísticas, "Las estadísticas son como los bikinis: lo que muestran es sugerente, pero lo que esconden es vital", puede reescribirse y acoplarse al entorno ético de la política de nuestro país, "las únicas estadísticas fiables son las efectuadas por el Estado; desconfiar de las publicadas por organizaciones independientes es imperativo". A propósito de ética y política, y de política y realidad, las enseñanzas de Gonzalo Natividad Santos Rivera, ex gobernador de San Luis Potosí, prócer del PRI e impulsor de la corrupción, son, para muchos priístas, invaluables. No es fácil ser inmortal: Santos Rivera lo es gracias a su máxima: cuando le preguntaron, ¿qué es la moral?, respondió, "la moral es un árbol que da moras".

En 2018 tendremos nuevo presidente. Uno de los candidatos, José Antonio Meade, aseguró, "En México nadie puede volver a nacer en pobreza extrema (sic)"; aparte del enorme sic —en mi experiencia nadie nace más de una vez—, su apuesta, su ofrecimiento, debe constatarse con la cruda realidad de la pobreza, de la cual, tanto él como sus rivales, Andrés Manuel López Obrador y sus evangelistas, y Ricardo Anaya, candidato de la incombustible mezcla mexicana de izquierdas y derechas, son también responsables: ¿cuántos años han trabajado por el país?

Tres notas antes de los números. Primera. La pobreza es básicamente un problema político; su solución depende de muchos factores, sobresale el de la justicia distributiva. Segunda. De acuerdo con el Banco Mundial, extrema pobreza significa no contar con el dinero suficiente para satisfacer las necesidades básicas: alimentación, agua potable, ropa, educación, casa y cuidados de la salud.

Tercera. El bajo nivel socioeconómico es uno de los indicadores más fuertes de la morbilidad y mortalidad prematura en todo el mundo. Nuestros números reproducen, letra por letra, las notas previas y muestran la ominosa realidad: 1) Mexicanos en situación de pobreza: 64 millones, de acuerdo a algunas ONG; 53 millones según los datos de Coneval (2016). 2) En situación de pobreza extrema: 10 millones. 3) Pobreza alimentaria: 7 millones; un millón 200 mil niños padecen desnutrición crónica. Uno de cada tres indígenas es víctima de desnutrición. 4) Cada día mueren por hambre 25 personas. 5) No siempre cuentan o carecen de agua potable 22 millones.

6) No tienen vivienda 36 millones. 7) No hay números sobre desnutrición in útero: lo anotado en los puntos previos es suficiente para aseverar que son "millones" los bebés víctimas de pobre e inadecuada alimentación materna. 8) De acuerdo a UNICEF, 4.1 millones de niños no asisten a la escuela. 9) De nuevo datos de UNICEF: 3.6 millones de niños, niñas y adolescentes entre los 5 y 17 años de edad trabajan, es decir, 12.5% de la población infantil. 9) Lo que digan y no digan los candidatos. Acepto que los números citados pueden ser un tanto inexactos. Los he cotejado con diversas fuentes y "les creo": basta caminar por México.

Durante los últimos 65 años la población en México ha crecido poco más de 4 veces. En 1950: 26 millones; en 1990: 81 millones; en 2015: 120 millones. Nuestros gobernantes suelen decir que los porcentajes de pobreza se han mantenido igual. Cierta o no su sentencia, no es lo mismo 60 millones de pobres (2015) que 13 millones (1950). Importan los mexicanos pobres, no las cifras.

La pobreza es una enfermedad muy seria. Quienes nacen en esa condición en nuestro país la heredan, no por cuestiones genéticas, sino por inoperancia y hurtos desmedidos de los políticos. El filósofo Hilary Putnam sentenció, "la pobreza es algo que la gente le hace a la gente". Tiene razón: en México la pobreza es lo que los políticos han hecho, hacen y harán con sus votantes y no votantes.

Arnoldo Kraus
Médico

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