La ‘fosa nostra’

La narcoviolencia en México se ha tornado exponencial, y cada día es peor.

Salta la liebre donde menos se le espera y la liberación de los siete periodistas que fueron retenidos en Tierra Caliente de Guerrero por un centenar de encapuchados es de celebrarse, porque lo aparentemente lógico era que los asesinaran y que sus cuerpos no fueran hallados jamás.

Los desaparecidos, según la CNDH, son más de... ¡33 mil!, y hay al menos 855 fosas clandestinas.

Del pinochetazo en Chile se ha dicho que sumaron como tres mil entre muertos y desaparecidos, y del golpe en Argentina se habla de 13 a 30 mil, pero en ambos casos los crímenes corrieron a cargo de los militares.

La mayoría de asesinatos y desapariciones en México es cometida por bandas del crimen organizado que, obviamente, operan en la clandestinidad, frecuentemente apoyadas por "servidores públicos" de los tres niveles, en especial de frágiles autoridades municipales y policías venales.

Es en ese contexto donde 103 periodistas han sido blanco de sus asesinos.

Y peor pintan las cosas para el turbulento 2018.

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Carlos Marín

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