Las erratas presidenciales de ayer

Vaya problema en que se metió Enrique Peña Nieto al perorar sobre un tema tan grave como el del real o supuesto espionaje del que se responsabiliza a su administración.

Por darle al violín le dio al violón al rematar su categórico rechazo al señalamiento con la esperanza de que la ley "pueda aplicarse contra aquellos que han levantado estos falsos señalamientos contra el gobierno…”.

¡Chíngale!

Después tuvo que aclarar que no quiso decir lo que dijo.

Si se escucha o lee su improvisación, es evidente que se equivocó al proferir lo que parecía una amenaza que, sin embargo, contradecía todo lo anterior que había dicho.

"Me equivoqué. Lo que estoy queriendo afirmar es que el gobierno no tiene ninguna participación en ningún tipo de espionaje contra ninguna persona y no hay el más mínimo sustento a una afirmación de este tipo", quiso aclarar.

Aplicando mi García Márquez (prefería le dijeran reportero, no escritor) para principiantes, no dudo de que Peña no quiso amenazar porque importa menos la literalidad que el sentido de lo que, valorado el contexto, quiere transmitir un personaje…

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