Una lección de estrategia canina

El 27 de enero de 2016, los asambleístas capitalinos de todos los partidos, menos los morenistas, abandonaron el salón de sesiones cuando estaba por hablar en la tribuna su homóloga Minerva Citlalli Hernández Mora.

¿La razón?: dos rufianes que colaboraron con ella en su campaña electoral habían asaltado un par de semanas antes la casa de una vecina en Iztacalco, aprovechando que la señora había ido al mercado y, según confesó Rafael Vargas, al ser reconocidos por el hijito de nueve años, lo degollaron.

Su compinche, Héctor Miranda, aceptó participar en el atraco pero se deslindó del infanticidio porque, juró y perjuró, fue solo "testigo".

Ayer, en el zafarrancho montado sobre la patraña de que la planta termovalorizadora que financiará la IP y se costeará con lo que hoy paga el gobierno de CdMx a la CFE para la energía del Metro será "deuda", la canija Minerva Citlali jaló del cabellos a la asambleísta del PRD Rebeca Peralta, y a Nury Delia Ruiz Ovando, representante de MC, le infligió en la mano una rabiosa mordida.

OPINIONES

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