Desalienta el INE la libertad

En vez de alentar la libertad de expresión, derecho sin el cual es inconcebible la democracia que están comprometidos a organizar y arbitrar, nueve de los once consejeros del INE optaron por ponerles tapabocas a los candidatos, negándoles la oportunidad de debatir entre sí en los medios lo que resta de este mes y todo marzo.

Les darán permiso, eso sí, de hacerlo cuando arranquen formalmente las campañas que, de facto, empezaron desde el inicio de lo que convenenciera y eufemísticamente la partidocracia en el Congreso definió como "precampaña".

El INE debiera no únicamente aplicar estrictamente lo que en derecho le corresponde (sin imponer "criterios" que violentan sentencias del Tribunal Electoral para que no le haga al loco "llenando vacíos legales"), sino acicatear a los candidatos para que se expongan a la gloria o a la vergüenza pública, discutiendo la mayor de las veces que se pueda cuanta receta propongan para bien de los mexicanos.

Pésimo servicio de esos consejeros escamoteando al electorado la posibilidad de conocer desde la "intercampaña" a quienes pretenden gobernar.

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