Ahí vienen los rusos

La vejez es un triunfo de la vida.
Florestán.

Cuando han corrido los primeros seis meses de la presidencia de Donald Trump, el saldo lo retrata: todo ha quedado entre los pendientes y los escándalos, no obstante lo cual mantiene el respaldo de su voto duro que lo llevó a la Casa Blanca en noviembre pasado.

Sus promesas, en el mejor de los casos, han quedado en eso, cuando no en derrotas. La peor, la desaparición del Obamacare, una de sus prioridades y puntal de su discurso de campaña; la otra, la construcción del muro que, además, iba a pagar México.

Y en ambas ha fallado. En una, al no poder reunir una mayoría, primero, en la Cámara de Representantes y luego, en el Senado, a pesar de que los Republicanos la tienen en las dos cámaras.

El tema del muro ha ido de un lado a otro y a la baja. Lo menciona cuando lo necesita, pero ya no con el mismo furor de campaña.

En este escenario está la trama rusa que, a diferencia de sus prioridades, va al alza, y filtración a filtración, cada día involucra más de sus cercanos hasta que un día lo alcance a él.

Ya le costó el trabajo a su primer consejero de seguridad nacional, el teniente general Michael Flynn, con tres semanas en el cargo. Luego se recusó de conocer la trama, el fiscal Jeff Sessions por ocultar al Senado sus reuniones con el embajador ruso Serguéi Kisliak -quien acaba de renunciar tras un década en ese cargo en Washington- y perdió el control de la investigación que lleva el FBI, cuyo director, James Comey, fue despedido por Trump, lo que podría tipificar el delito de obstrucción de la justicia.

Pero no solo Flynn y Sessions se reunieron con el embajador Kisliak en secreto. También el primer yerno de Estados Unidos, Jared Kuschner, y su primogénito, Donald Jr., se sentó con una lobista rusa.

Y si bien, como dice el doctor Leopoldo Gómez, la trama rusa no disminuye su respaldo duro, sí le complica la gestión presidencial y de seguir y crecer, como ha seguido y crecido, podría repetirse en otras condiciones el caso Nixon –obligado a renunciar en agosto 1974 para evitar ser procesado por obstrucción de justicia– y acortarle la presidencia a Trump.

RETALES
1. METATE.-  Cuando la semana pasada Pablo Escudero destapó a Carlos Puente como precandidato Verde a la Presidencia, recordé que hace once años, Jorge Emilio González, nominó a Bernardo de la Garza candidato. Al final le quitó la escalera, se alió al PRI y el imberbe De la Garza se fue a trabajar con Felipe Calderón;
2. CESE.- Ricardo Anaya cesó a Francisco Gárate como representante del PAN ante el INE, porque su hija obtuvo una notaría en el Estado de México. Gárate se declaró lastimado. Nunca se lo esperó. Tendrá sus costos; y
3. CERCANÍA.- Hay quienes ven a Marcelo Ebrard como coordinador de la campaña presidencial de López Obrador. Hace seis años lo fue Ricardo Monreal, eficaz operador para su defensa y debate. Pero enfrentó a uno mejor para eso: Luis Videgaray.

Nos vemos mañana, pero en privado.

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