Frida Sofía fue de todos

La vida no es de oportunidades, es de pruebas.
Florestán.

La noche del martes llegué a la escuela Rébsamen, al sur de la Ciudad, en medio de la confusión que dominaba el espacio, la incertidumbre, el dolor, la angustia, el rescate de heridos, de muertos, 19 de ellos niños.

En lo que había sido el patio del colegio, unas quinientas personas daban órdenes, gritaban, se contradecían, todos mandaban en un escenario caótico.

Caminé hacia la construcción colapsada y topé al presidente Enrique Peña Nieto en medio de la oscuridad y algunas luces que iban y venían. Dos maestras que se habían salvado, una de ellas María del Pilar Martínez, le informaron que bajo los escombros había treinta niños y ocho adultos atrapados y mostraron una lista de muertos y heridos.

Las maestras se habían convertido en la única fuente confiable por conocer al alumnado.

Más tarde se dio a conocer que los rescatistas luchaban en lo alto de las losas colapsadas para mantener con vida a un niño, Víctor, al que sostenían con oxígeno a través de una manguera.

Así terminó el martes, con aquella información que el miércoles a media mañana cambiaba. Ya nadie hablaba de los treinta niños y ochos adultos atrapados, ni de Víctor. Desaparecieron.

A partir de ese momento todos los medios, todos, centraron la información en una niña sobreviviente bajo las losas, que intentaban rescatar. No sé cómo surgió el nombre de Frida Sofía, pero en todas las estaciones de radio, televisión, periódicos, portales, redes, se convirtió en el centro de atención hasta que ayer al mediodía, el subsecretario de Marina Ángel Sarmiento Beltrán, anunció que no había menores atrapados, pero sí indicios de vida, posiblemente de un adulto.

Y a partir de ese momento, hubo quienes en las redes cargaron contra mis compañeros Carlos Loret, Denise Maerker y Danielle Dithurbide, el que esto escribe y, por supuesto, Televisa, cuando la historia fue de todos, absolutamente de todos y por nadie desmentida hasta la declaración del almirante.

Debo decir que, periodísticamente, se cumplieron los códigos y protocolos, las fuentes oficiales y testimoniales, que siempre se actuó de buena fe, nadie tenía por qué inventar un mito, escribió Raúl Trejo Delarbre –para qué, digo yo– y confirmó que las informaciones que circularon provenían tanto de fuentes oficiales como informales: funcionarios de Marina y Educación Pública y rescatistas, como lo ratificaron anoche el almirante José Luis Vergara y el mismo subsecretario Sarmiento, quien se disculpó por una equivocación al haber dicho por la tarde que la Marina no contaba con los detalles de una supuesta menor sobreviviente. Y aclaró: La información que prevalece en este momento no asegura si se trata de una persona mayor o de una niña, muy diferente a su declaración original que desató la virulenta reacción.    

Y otra cosa: ¿por qué si en la escuela Rébsamen estuvieron todos los medios y aun los que informaron a distancia, ninguno trajo otra versión o la desmintió en su momento y ahora, algunos de ellos juzgan como si hubieran sido ajenos?

TAGS: