La Cuaresma de Ebrard en la Cancillería

La vida es un crucigrama, con sus cuadros blancos y negros.

Florestán.

Cuando Andrés Manuel López Obrador anunció que Marcelo Ebrard sería su secretario de Relaciones Exteriores, no hubo sorpresa alguna.

Desde que dio a conocer que estaría en el equipo de transición en materia de política exterior al lado de Héctor Vasconcelos, propuesto originalmente para ese cargo, quedó claro que él sería el próximo canciller.

Sé que los de Ebrard habían hablado de una nueva instancia de coordinación de los gobiernos de las grandes ciudades y que otros lo habían apuntado como secretario de Seguridad Pública, que no quería, o de Gobernación, pero no.

A él le gustaba la Cancillería, es licenciado en Relaciones Internacionales por el Colegio de México.

AMLO se refirió a su paso como subsecretario de Relaciones Exteriores, que lo fue durante cuarenta días con sus cuarenta noches.

El giro se dio cuando el lunes 29 de noviembre de 1993, tras el destape el día anterior de Luis Donaldo Colosio como candidato presidencial del PRI, Manuel Camacho Solís, jefe del entonces Departamento del Distrito Federal, desayunó en Los Pinos con el presidente Carlos Salinas que lo designó secretario de Relaciones Exteriores y se llevó a Ebrard como subsecretario.

Recuerdo que en la tercera semana de diciembre de aquel año, Salinas cumplió una visita a Japón y China a la que le acompañó Camacho, que a su vez se hizo acompañar de Ebrard.

La distancia entre Salinas y Camacho era abismal.

Recuerdo que en el viaje del tren bala de Tokio a Kioto, el presidente iba en el segundo piso del vagón y Ebrard acompañaba a Camacho en el de abajo.

En aquel trayecto, el entonces canciller me declaró:

Yo no voy a estar aquí para siempre.

Y no lo estuvo.

El lunes 10 de enero, tras la irrupción del EZLN en las primera horas de aquel año nuevo, tras otro desayuno en Los Pinos, Salinas, a petición de Camacho, lo designó Comisionado para la Paz y la Reconciliación de Chiapas sin sueldo, desde donde relanzó su precampaña presidencial paralela a la de Colosio, que había arrancado aquella misma mañana, y se llevó de segundo a Ebrard.

Esa fue la cuaresma de Ebrard en la Cancillería a la que volverá en cuanto López Obrador lo proponga al Senado que, con la mayoría de Morena, lo aprobará de trámite.

RETALES

1. CITA.- De la visita a México del secretario de Estado Mike Pompeo, el viernes próximo, sabemos que el presidente Peña Nieto invitó a Andrés Manuel López Obrador y que también se reunirá por separado con Luis Videgaray.

Todo indica que en este encuentro participará su sucesor, Marcelo Ebrard;

2. NADA.- Manlio Fabio Beltrones fue, con Aurelio Nuño, de los que no aceptaron cargos en el Congreso.

El primero para que quedara claro el mensaje de que estaba en la campaña por decisión personal, no por interés, y el segundo respondió que si no ganaba su candidato la Presidencia, él no tenía por qué ganar una posición legislativa; y

3. ENCUENTRO.- Esta semana será el encuentro de Andrés Manuel López Obrador con la Conago, de acuerdo con la reunión que el viernes por la noche tuvo con Manuel Velasco, presidente de ese organismo y gobernador de Chiapas.

Nos vemos mañana, pero en privado.

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