¿Por qué AMLO no quiere seguridad?

El lunes pasado, un día después de que Andrés Manuel López Obrador le enviara una carta al presidente Enrique Peña Nieto, acusándolo de encabezar una ofensiva en su contra y advirtiendo que “cuando está de por medio la honra y la libertad, se puede y se debe arriesgar hasta la vida”, en referencia a las mantas con amenazas que aparecieron en el Estado de México, hasta el domicilio del dirigente nacional de Morena llegó un grupo de escoltas del Estado Mayor Presidencial que dijeron ser enviados de la Presidencia de la República.

Los guardias del EMP, bajo el mando de un general, se pusieron a las órdenes de López Obrador y ofrecieron hacerse cargo de su seguridad personal “por instrucciones directas del Presidente”. Pero para sorpresa de los militares del cuerpo de guardias presidenciales, la respuesta de Andrés Manuel fue amable, pero tajante: “Gracias, pero no necesitamos de sus servicios”.

La negativa del líder de Morena a aceptar la protección militar parte, según comentan sus cercanos, primero del rechazo del tabasqueño a contar con algún tipo de seguridad en su entorno porque tiene la idea de que los escoltas “lo van a aislar y a alejar de la gente”, tal y como ha respondido a varios miembros de su equipo de confianza que le han reiterado en varias ocasiones, la más reciente la semana pasada, tras las mantas y autos incendiados que aparecieron en cuatro municipios del Estado de México.

Pero además de defender su cercanía con la población, también es cierto que si López Obrador no aceptó la protección del Estado Mayor Presidencial es porque desconfía del cuerpo de Guardias de Los Pinos. También en su equipo cercano se ha discutido la posibilidad de aceptar la protección del EMP, pero la respuesta siempre es la misma que en sus dos campañas políticas por la Presidencia, en 2006 y 2012: “No confío en el ellos, miren lo que le pasó a Colosio”, ha dicho el dirigente de Morena.

Esa actitud y esa desconfianza lo llevaron en la campaña de 2006 a contar con su propio grupo de guardias, llamadas “Las Gacelas”, el mismo que había utilizado durante su desempeño como jefe de Gobierno del DF, y que estaba conformado por un grupo de mujeres adscritas al Grupo de Reacción Inmediata (Geri) de la Policía Judicial capitalina. Eran 6 jóvenes de entre 25 y 35 años de edad que, además de la capacitación que tuvieron en la PGJDF para actuar en situaciones de alto riesgo, fueron enviadas a Israel a tomar un entrenamiento especial en armas, tácticas de inteligencia, manejo de multitudes y detección de sospechosos.

Parte de ese mismo grupo volvió a protegerlo en la campaña presidencial de 2012, pero después del segundo fracaso “Las Gacelas” se dispersaron y fue público el caso de Polimnia Romana Sierra, que en 2012 se fue como diputada local del PT a la Asamblea Legislativa del DF y luego terminó en el PRD, al que renunció en 2015 cuando aceptó una candidatura a delegada por el PRI-PVEM en Álvaro Obregón.

Hoy, según relatan colaboradores de su equipo, Andrés Manuel López Obrador no cuenta con ningún tipo de seguridad. Regularmente, en sus giras por todo el país, solo suelen acompañarlo su chofer, Daniel Rojas, y el vocero de toda su confianza, César Yáñez.

La pregunta es hasta cuándo el tabasqueño seguirá moviéndose sin ningún tipo de seguridad y si así se conducirá en la próxima campaña presidencial en la que es hasta ahora el único candidato seguro y el puntero en las encuestas. Ya se sabe, por lo que dijo en aquella carta a Peña Nieto, de la vocación de mártir que tiene López Obrador, pero también es sabido que el país no resistiría una situación más de atentado contra un candidato presidencial, sea del partido que sea, pero menos de quien va a la cabeza en las preferencias. Un poco menos de victimismo, demagogia y teorías de conspiración y más responsabilidad, realismo y congruencia que usted dice representar, señor López Obrador.

NOTAS INDISCRETAS…

El asunto de los tuits de la Procuraduría capitalina creció tanto que desde el Palacio del Ayuntamiento, el jefe de Gobierno Miguel Ángel Mancera habló personalmente con el procurador Rodolfo Ríos para exigirle que tomara cartas en el asunto, que se rectificara y se dieran garantías de “una investigación profesional, rápida y a fondo” para dar con los asesinos de la joven Lesvy Berlín de 22 años en terrenos de Ciudad Universitaria. El propio Mancera se comprometió a que “ningún aspecto de la investigación se verá afectado” por esos mensajes que consideró inapropiados. Y hay que reconocer, que tras el error de su área de Comunicación Social, Rodolfo Ríos actuó con el valor que no muestran muchos funcionarios, al asumir la responsabilidad y descalificar los equivocados comentarios clasistas de sus colaboradores. Pero dicen que el tema no parará ahí y que Mancera pidió una cabeza para cortar por el desafortunado episodio. ¿Quién se irá?… Los dados abren con Serpiente. Mal comienzo.

Salvador Garcia Soto
sgarciasoto@hotmail.com

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