TIC, TAC, TIC, TAC...eso que suena ya no se sabe

TIC, TAC, TIC, TAC... eso que suena ya no se sabe si son las manecillas del reloj o el taconeo impaciente de las botas de Jaime "El Bronco" Rodríguez. Y es que el próximo domingo vence el plazo, pero el gobernador sigue sin aclarar si buscará o no ser candidato independiente a la Presidencia.

AUNQUE los logros de su gobierno en Nuevo León nomás no le alcanzan, el mandatario parece muy echado pa' delante con la idea. Tan es así que el fin de semana arreció su campaña, perdón, sus publicaciones en Facebook.

Y AUNQUE falta que se registre ante el INE, de que "El Bronco" ya galopa al 2018 ni su caballo "Tornado" lo duda.
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AL PERREDISTA Julio César Moreno le urge contratar un buen diseñador gráfico. Contrató varios espectaculares por toda la Ciudad de México, pero no está claro qué es lo que promueve.

PORQUE lo que más se ve, ooobviamente, es su rostro, sonriente y bellamente photoshopeado; luego aparece en grande, muy grande, su apellido. De hecho está en letras mayúsculas: MORENO. Y hasta abajo, en letras pequeñitas: "Memorias de un constituyente", que es como se llama su "libro".

SERÍA bueno saber si el ex diputado federal y ex asambleísta se anda promoviendo para candidato al gobierno capitalino, si quiere que se vea el parecido de su apellido con Morena o si, en serio, busca que alguien lea su obra.
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CON ESO de que el Trife está pavimentando el camino para oficializar el triunfo del priista Miguel Riquelme en Coahuila, es hora de hacer cuentas. De consumarse la movida, el clan Moreira prácticamente estaría alcanzando 18 años de gobierno: seis de Humberto, seis de Rubén y otros seis de su ahijado político Riquelme.

Y NI MODO de que ahora vayan a salir con que no se conocen, porque apenas la semana pasada el gobernador Rubén Moreira y su virtual sucesor anduvieron en la CDMX. De la mano acudieron a varias reuniones con funcionarios federales, entre otras cosas, para ver qué tajada pueden arrancarle al Presupuesto 2018.
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SEGURAMENTE el más indignado con la masacre en Las Vegas fue el presidente Donald Trump. Y no es para menos, pues el asesino de 59 personas y que hirió a otras 500 a balazos, resulta que no fue musulmán, ni afroamericano, ni mucho menos mexicano. Vaya, ni siquiera indocumentado, ni dreamer.

Fue un estadunidense caucásico, que juega golf y, además, vivía de manera más que holgada. Y, así, nomás no hay manera de sostener el discurso de campaña. ¡Pobre Trump!

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