EXCLUSIVA | Maestra de la guardería ABC relata su tragedia y desea que algún día termine su calvario

guardericrucesabcHERMOSILLO, SON.- El recuerdo permanece perpetuo en su memoria, el fuerte olor a quemado aún puede recordarlo; su vida cambió drásticamente y de un día para otro, pues vivió el infierno donde el humo y las llamas se llevaron 49 vidas inocentes aquél 9 de junio de 2009 durante el incendio de la guardería ABC.

Vidas destruidas, conflictos familiares, problemas de salud, son la infinidad de problemas que la maestra de la guardería Alma Dinorah Lucero ha vivido desde el incendio, cuando a partir de ese oscuro viernes su existencia se volvió un cuento de terror, una pesadilla donde el miedo no la deja y del cual ve difícilmente que pueda despertar.

Esa tarde del 5 de junio Alma Dinorah salió a una cita médica pero poco después de las 3 de la tarde una llamada cambió su vida, alguien le avisaba que saliera de la guardería donde laboraba, se habían percatado de que había humo saliendo del patio trasero.

Dinorah en ese momento se dirigía al lugar, sin darse cuenta dio alerta a una madre de familia que venía en la misma unidad de transporte que ella. Le confirmaba que la guardería ABC se incendiaba, pero no sabía la magnitud de la tragedia. Rápidamente se dirigió al lugar pero las autoridades no la dejaron entrar a las instalaciones.

La dura tarea de reconocer los cuerpos
Al no poder ingresar a la guardería, fue llevada a uno de los hospitales donde una tarea más dura le esperaba, al entrar a las salas del nosocomio pensó que entraría a calmar a sus pequeños alumnos, pero no era así.

“Entro y lo primero que yo veo ahí, yo no me imaginé qué iba a ver… Ya lo primero que veo son muchos niños acostaditos, los veía ahí acostados en una mesa grande así como de fierro, todos estaban tapados lo único que se veían eran los zapatos de esponja de la mayoría… Lo único que hice es mirar para arriba y pregunté que si estaban dormidos y ya me dicen: ‘No están fallecidos’. Yo le pedí a Dios que nada más me ayudara, que como no había podido entrar a la guardería ni me habían dejado hacer algo, ese era mi segundo trabajo, yo de ahí me agarré a ser responsable, de poder ayudar, porque me lo metió en la cabeza el doctor, que nosotras éramos las únicas que podíamos conocer a todos los niños”, detalló.

Alma Dinora fue la elegida entre sus compañeras para reconocer a 25 niños y niñas que habían fallecido en la guardería, y que se encontraban en una sala en espera de ser identificados, ni ellas sabían que los pequeños habían dejado este mundo.

“Para mí si yo puedo ayudar en algo si no lo hice adentro puedo hacerlo acá afuera, había compañeras que estaban muy mal, muy alteradas, la mayoría no hablaba… yo las miraba, casi las estrujaba porque no me decían nada, yo buscaba a una niña que era como mi hija y les decía que por mis hijos, pero ellas no me decían nada, no hablaban, nadie hablaba; se quedaban viendo nada más”, recordó.

Sobrevive con las consecuencias
La dura tarea de reconocer a los niños que había visto apenas hacía unas horas con vida fue un fuerte golpe para Alma Dinorah, quien en un cuaderno iba apuntando el nombre de niño que encontraba y tachando aquel que ya había fallecido.

Junto a una de sus compañeras, recorrió los hospitales de la ciudad donde tachaba el nombre de algún pequeño o pequeña que perecieron a causa de las quemaduras o de la intoxicación por el humo.

Nueve años después de la tragedia de la guardería ABC sufre las consecuencias; estigmatizada, señalada por la sociedad como culpable del incendio, cuando asegura no lo es.

Hoy a casi una década, los recuerdos no la dejan vivir y lucha cada día contra el estrés postraumático que le quedó de esa tragedia.

Día a día trata de llevar una vida normal pero sabe que no será así, desea que su calvario termine pero sabe que será muy difícil y ha vivido con ese horrible recuerdo, ha vivido con la duda de qué habría pasado si la tragedia no hubiese ocurrido.

EXP/MJN/DAW/JUN/2018