AUDIO | Contaminación en el Río Sonora provocó incertidumbre y temor para los miles de afectados

historia rio sonora 05082018ej 04HERMOSILLO, SON.- Un cambio de vida a la fuerza. Eso es lo que ha representado para los habitantes de muchos pueblos a la vera del río Sonora, lidiar con lo que les dejó el derrame en ese caudal de más de 40 millones de litros de contaminantes de la industria minera.

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Así ha pasado en Ures, uno de los ocho municipios colindantes con el río Sonora, donde miles de personas se vieron obligadas a adaptarse, luego del accidente que contaminó sus reservas de agua, al escurrirse un lixiviado de cobre con elementos como aluminio, arsénico, cadmio, cromo, fierro, manganeso, níquel y mercurio.

Manuel Torres Rivera, cronista de la ciudad, habló de los cambios registrados en la vida cotidiana de los pobladores del río y de las cicatrices que quedan luego de un hecho tan trágico como este.

“Vino una depresión en ese sentido y tuvieron que sufrir las consecuencias”, dijo.

Las tardes de paseo o las mañanas de domingo podían sentarse en la plaza principal y beber agua de la manera tradicional, directa de los pozos. Hoy esto ya no es posible. La desconfianza por la posibilidad de contaminación los hace preferir soportar la sed o invertir en agua purificada.

Durante algún tiempo, relató que los productos tan tradicionales que llevaban a otras ciudades desde Aconchi, Banámichi y Ures, ya no se vendían ni tenían demanda. Por el contrario, causaba temor consumirlos

La gente comenzó a enfermarse de problemas en la piel, no tuvieron suficiente apoyo de la empresa responsable del derrame tóxico y, sin embargo, en Ures, la Olvidada Atenas, continúan intentando volver a ser la ciudad que atraía a miles de turistas por la belleza de su entorno y por sus conocidos productos típicos, como los quesos y jamoncillos.

Sin embargo, las situaciones negativas también pueden traer cosas positivas, como promover que se una la comunidad, mencionó Torres Rivera, quien dijo esperar que con el paso del tiempo, Ures pueda lograr recuperarse totalmente de este lamentable hecho.

“Estas cosas nos hacen despertar el sentido cívico, el sentido solidario como personas, como miembros de una comunidad”, dijo.

Así pues, tal como los demás pueblos afectados por esta catástrofe ecológica, Ures continúa despertando cada día trabajando para sanar una herida que, tras cuatro años, aún se mantiene abierta.

EXP/AG/EJ/AGO/2018