Para recordar el Evangelio
1) Para saber
La palabra “recordar” proviene del prefijo “re” que significa “reiteración”, “volver a hacer una acción”. Y la palabra “cordar” viene del latín “cor” que significa “corazón”. Por tanto, “recordar” sería “traer de vuelta al corazón”. El Papa Francisco, en la reciente fiesta de Pentecostés, señalaba que Jesús había prometido a los discípulos que enviaría al Espíritu Santo para que fuera quien les recordara y enseñara sus palabras. O sea, que trajera a nuestro corazón el Evangelio.
Todos necesitamos que el Espíritu Santo traiga a nuestros corazones las palabras de Jesús y nos enseñe su sentido para saberlas vivir convencidos y alegres. Dice el Papa que el Espíritu logra que los pensamientos de Jesús se conviertan en nuestros, y ese conocimiento personal de Jesús, entre en nuestro corazón.
2) Para pensar
Polícleto fue un gran escultor de la Grecia clásica. En cierta ocasión, tuvo la idea de esculpir simultáneamente dos estatuas con el mismo tema, pero mientras que una era esculpida en el más riguroso secreto, atendiendo exclusivamente a su inspiración, la otra estaba a la vista de todos y aceptaba las sugerencias que los "sabios ciudadanos" le hacían al respecto: un poquito más de aquí, algo menos de allá… El escultor aceptaba todas las correcciones que le hacían atendiendo esos "oportunos" consejos de quienes solían criticar todas sus obras.
Una vez que finalizó las dos obras, nacidas de una misma idea pero que crecieron de distinta forma, las expuso una al lado de la otra. Y comprobó cómo la escultura que fue fruto de la opinión pública fue censurada unánimemente, mientras que la esculpida según su inspiración fue alabada por todos y considerada la obra de un verdadero maestro. Entonces dijo Polícleto: "Atenienses la estatua que criticáis es obra vuestra; la que alabáis es obra mía".
En nuestro actuar pueden influir muchas voces, de ahí la importancia de seguir a un buen consejero, y el mejor es el Espíritu Santo que nunca se equivoca.
3) Para vivir
Se puede pensar, dice el Papa, que puesto que Jesús vivió hace dos mil años, eran otros tiempos, situaciones, y por eso el Evangelio parecería anticuado, distanciado e inadecuado para el día de hoy. ¿Qué puede decir el Evangelio en la era de Internet y de la globalización? Pero sería un mal razonamiento, pues el Espíritu Santo es especialista en acortar las distancias y conecta la enseñanza de Jesús con cada tiempo y cada persona. ¡Con Él, las palabras de Cristo cobran vida hoy! A través de la Sagrada Escritura nos habla y nos orienta en el presente.
Nosotros corremos el riesgo de hacer de la fe una cosa de museo. Por ello nos invitaba a preguntarnos el Papa si ante una adversidad, un cansancio o una crisis nos olvidamos del amor de Jesús y caemos en la duda y en el miedo. El remedio es invocar a menudo al Espíritu Santo. Especialmente en los momentos importantes, antes de las decisiones difíciles. Podemos decir: “Ven, Espíritu Santo, recuérdame a Jesús, ilumina mi corazón”. Esta es una bella oración. Terminó el Papa deseando que la Virgen María, llena del Espíritu Santo, encienda en nosotros el deseo de orarle y de acoger la Palabra de Dios.
Pbro. José Martínez Colín
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