Rusia: adaptación, resiliencia y cambio narrativo
Se ha venido construyendo una poderosa narrativa acerca del fracaso ruso. Putin habría cometido un error estratégico, se ha argumentado, subestimando la capacidad ucraniana para defenderse, y también subestimando la disposición de Occidente a imponer a Rusia sanciones sin precedentes. Como resultado, sigue el argumento, Rusia terminará mucho peor posicionada al final que al inicio de esta historia. Puede ser. El tema es que cuando estamos en medio de eventos que no han concluido, a veces hay que esperar un poco, observar y escuchar. Por ahora, trabajemos con cuatro elementos.
Empecemos por lo militar. Rusia ha comprendido que, en la guerra, además del número de efectivos, hay factores que cuentan como la logística, la competencia entre la moral propia y la moral del rival, y la necesidad de prepararse para una guerra asimétrica en territorio desconocido. Aunque esa comprensión llegó posiblemente tarde, hoy está siendo tomada en cuenta. Al reposicionar las tropas en el este y el sur ucranianos, el Kremlin pretende (1) resolver sus problemas logísticos, (2) afianzarse en un territorio que conoce mejor y en el que cuenta con el apoyo de decenas de miles de combatientes ruso-ucranianos, y (3) cambiar la narrativa de sus derrotas por victorias (por sangrientas que éstas sean). Con ello, Putin busca, además de levantar la moral de su ejército, solidificar su posición para negociar.
Segundo, históricamente las sanciones económicas tienen un historial de fallar más que las veces que sí funcionan. Nicholas Mudler, un historiador de las sanciones explica que las sanciones han tenido éxito solo un 33% de las veces que se han intentado. En el 66% de los casos, las sanciones no alteran el comportamiento del país sancionado.
Tercero, Putin declaró que Rusia ha resistido el impacto inicial de las sanciones. Para sostener su argumento, mencionó la recuperación del rublo, así como la reducción de la tasa de interés base, diciendo que el mundo depende demasiado de las exportaciones rusas de alimentos y energía para permitirse su completo aislamiento. Con toda su labor propagandística, Putin no se equivoca. James Henderson, experto de Oxford, indica que a pesar de todo lo que se habla ahora de diversificación, la realidad es que sería una empresa de muchos años.
Por último, la evaluación de Axios: Los flujos de efectivo de Rusia se dispararon en este trimestre, a pesar de las sanciones debido al aumento de los precios de la energía. "Las finanzas sorprendentemente sanas de Rusia muestran que sus ventas continuas de petróleo y gas siguen siendo una herramienta económica formidable para Putin", indica. Se proyecta que Rusia registrará un superávit récord de 250 mil millones de dólares este año, lo que "podría compensar la totalidad de las reservas del banco central ruso que las potencias occidentales congelaron".
La conclusión: No solo en lo militar, sino también en lo económico, Rusia podría estarse adaptando. No necesariamente por el tamaño de su economía, sino por la alta dependencia que decenas de países tienen de ciertos productos rusos. Esto, además de la indisposición de muchos gobiernos a entrar en conflicto con Moscú.
Por tanto, es al menos posible decir que Rusia cuenta con herramientas para seguir adelante con su embestida, lo que deja pocas opciones a quienes piensan que es posible doblegar a Putin. Esto significaría, si las siguientes semanas lo confirman, que un proceso de negociación más serio y doloroso de lo que muchas personas hoy estiman o desean, podría volverse necesario si se quiere detener la masacre, ya que la alternativa sigue siendo un conflicto prolongado, aunado a una crisis humanitaria difícil de dimensionar.