Ucrania a tres meses: una síntesis en seis apuntes
Tres meses atrás hablábamos de las opciones con las que Rusia contaba para conseguir los fines de seguridad que Putin expresaba. La intervención militar a gran escala era solo una de esas opciones, y no necesariamente la más racional. Sin embargo, Putin decidió invadir Ucrania por aire, por tierra y por mar. Sintetizo acá unos apuntes al respecto:
1. La guerra entre estados sí es posible, a pesar de que las condiciones en el siglo XXI parecían limitar las probabilidades de que ocurra. Es decir, durante las últimas décadas la inmensa mayoría de conflictos armados que han tenido lugar en el mundo han sido guerras civiles o internas, conflictos entre actores no-estatales, o confrontaciones en donde un estado o combinación de estados combaten contra uno o varios actores no-estatales. Vemos hoy, sin embargo, que un país como Rusia está dispuesto a pagar los costos necesarios si considera que necesita hacer prevalecer lo que entiende como su interés nacional.
2. Las capacidades militares rusas fueron sobreestimadas, y las ucranianas fueron subestimadas. La gran mayoría de análisis especializados efectuados antes de la guerra, indicaban que Rusia arrasaría al ejército ucraniano en pocos días y no fue así.
3. Una guerra como ésta, sin embargo, es fluida. Lo que ha sucedido las primeras semanas es muy distinto a lo que ocurrió posteriormente y la forma que tienen los combates hoy, probablemente no es la misma que tendrán más adelante. Rusia ha sido detenida en una gran parte de sus intentos, pero también ha conseguido varias victorias. Gracias a ello, hoy controla una gran franja del territorio ucraniano. Rusia pretende expandir el territorio que tiene en su poder, pero no necesariamente seguirá buscando extenderse demasiado.
4. Es decir, las tácticas rusas han venido evolucionando, no necesariamente su estrategia mayor, y este es el punto en el que ahora es Rusia la que podría estar siendo subestimada. Al haber comprendido que le era imposible tomar control de la infraestructura militar y política del país, el Kremlin ha optado por fragmentar, desgastar y asfixiar a Ucrania, buscando impedir su viabilidad económica, rusificar (y quizás en un futuro anexar) franjas de su territorio, minarla emocional y políticamente. Todo con el fin de sentarle a negociar bajo términos que sean aceptables para Moscú.
5. Los efectos de esta guerra corren mucho más allá de Ucrania y son aún difíciles de evaluar. Se han desatado tendencias que muy probablemente no se hubiesen desatado de no haber ocurrido esta intervención (Volker, 2022). Esto incluye temas como la decisión de Alemania de duplicar su presupuesto militar, la decisión de la UE de financiar armamento para Ucrania y su posible futura aceptación como miembro pleno, la decisión de Suecia y Finlandia de sumarse a la OTAN, el acercamiento de posiciones en esa alianza, la decisión de Washington de confrontarse con Rusia como hace tiempo no lo veíamos, expandiendo su ayuda a Ucrania en un monto hasta 60 veces superior al de hace pocas semanas, y a la vez, la decisión estadounidense de exhibir su músculo contra China, entre muchos más.
6. Lo más delicado: pareciera que prevalece con fuerza la convicción de que solo la disuasión militar detendrá los conflictos que vienen. Ni el libre comercio, ni la interdependencia económica, ni el desarme, el derecho internacional o las instituciones multilaterales, según se escribe y analiza, fueron o serán capaces de hacerlo. Mientras tanto, en el campo del pensamiento alternativo no parece por ahora estarse construyendo un discurso lo suficientemente creativo y convincente que abogue por una visión distinta o paralela. Es indispensable entenderlo y atenderlo.
Mauricio Meschoulam
Twitter: @maurimm