¡Ahí viene Cascarrabias!
Quienes tenemos la fama de ser huraños, iracundos, corajudos entre otros adjetivos similares; casi siempre alguien se refiere a nosotros como “cascarrabias”. El significado de esa palabra, no sólo nos debe remitir a quienes somos de carácter volátil, sino también a aquellos y aquellas personas que son obsesivo-compulsivas. Todos tenemos algo de “cascarrabias” en algún momento de nuestra vida.
¿Sirve de algo ser “cascarrabias” en un país sometido como este? La respuesta de mi parte a tal interrogante es NO. Aquí en México somos una bola de delicados, serviles e ingenuos, porque la cultura dominante por décadas, así nos diseñó. Es increíble que aún sigamos agregando la frase “para servir a usted” al término de una presentación personal, más sorprendente es, cuando remata alguien diciendo “para servir a dios y a usted”. Esas frases huelen a feudalismo teológico y no tienen cabida en nuestra realidad de 2020.
La primera vez que escuché la palabra “cascarrabias”, fue en una caricatura titulada “Ahí viene Cascarrabias” la cual se transmitía por canal 13 en red nacional, los sábados por la mañana y eran la delicia de quienes buscábamos otra opción que no fuese la clásica película de “Caperucita Roja” que siguen transmitiendo en el canal 2, hoy Las Estrellas. “Ahí viene Cascarrabias” eran dibujos animados con un diseño completamente surrealista y creo yo, hasta psicodélico.
La creación de esta corta serie estuvo a cargo de la empresa estadounidense De Patie-Freeleng Enterprises, cuyo mercado era la animación. Ellos fueron los “padres” de la Pantera Rosa, personaje animado que se convirtió en un ícono pop de los años 60 y 70.
La trama principal de “Ahí viene Cascarrabias”, eran las aventuras de la Princesa Amanecer, quien, junto a Terry Dexter, iba en busca de “la cueva de las Orquídeas Susurrantes”, donde estaba oculta la llave que rompería el conjuro bajo el que se encontraba el reino al que pertenecía la Princesa. La expedición siempre tenía presente a “Cascarrabias” quien buscaba impedir a toda costa, que la Princesa, su compañero y la mascota llamada “bip”, una especie de perro con ciertas características mágicas, lograsen encontrar la llave de cristal.
El diseño de arte del dibujo animado daba a entender que podría haber sido hecho por gente adicta al LSD, droga famosa en los años 60 que estaba de moda y que era parte de la cultura joven de esa década. “Ahí viene Cascarrabias” también era ese intento (1969) por ofrecer una opción más irreverente y sobre todo alternativa, al estilo conservador con el que Disney siempre diseñaba sus historias. El primer capítulo de “Cascarrabias” se transmitió en los Estados Unidos en 1969 y la serie concluyó en 1971. En muchos países del mundo, incluyendo México, las repeticiones de la temporada lograron trascender generaciones de pequeños televidentes quienes, al crecer, dieron la categoría de “culto” a la serie.
“El Cascarrabias” trascendió al milenio y en el año 2018 surgió una película basada en la caricatura, fue producida por Ánima estudios, GFM Animation y Prime Focus, realizada totalmente en arte digital y se estrenó en el mes de julio de ese año. “Ahí viene Cascarrabias”, más allá del color rosa predominante, los mensajes subjetivos y lo estrambótico de su tratamiento, fue una producción que cautivó a quienes ahora somos la esencia de la Generación X.
Daniel Ríos es productor de radio y televisión.