Año nuevo… ¿Vida nueva?
Comenzar un nuevo año siempre es el mejor momento para decir que vamos a cambiar, que vamos a hacer dieta por enésima vez y a emprender cosas nuevas, pero para nadie es un secreto que al cabo de dos o tres meses, o in-cuso semanas después, desistimos por completo y decimos “mejor para el otro año”.
Iniciar algo no se trata de una fecha, sino de actitud.
Lamentablemente, nuestros problemas y circunstancias adversas no se quedarán sin fuerza el 31 de diciembre a las 11:59 pm, de hecho, estos mismos serán los que te darán la bienvenida el primero de enero a las 00:00 horas, siempre y cuando tú les des permiso para hacerlo.
No soy nadie para decirte lo que tengas que hacer o cómo debes hacer las cosas, pero en lo personal, siempre me pareció una locura la tradición de vestir prendas de diversos colores con la esperanza de atraer amor, dinero o buena suerte, y no me mal entiendas, si tú lo haces o has hecho, te aplaudo la intención de querer una vida mejor, pero siendo honestos, tenemos que ser más intencionales para generar ese cambio.
En lugar de cubrir nuestra piel con pretextos o justificaciones, mejor mudemos a una nueva. Mudémonos de valores, principios, actitudes, metas, propósitos y sobre todo, mudemos las ganas de hacer nada por las de hacer todo.
Si queremos comenzar de nuevo realmente, vamos a tener que ir más profundo, no sólo tendremos que desgarrarnos la superficie, sino que debemos desgarrarnos el alma y el corazón, aunque duela en el proceso.
Desgarremos las heridas, ofensas o palabras que nos hayan lastimado, al grado de convertirse en una losa gigante en la espalda que no nos deja avanzar.
¡Quítatela! No les des el gusto a quienes te la pusieron.
Y después de eso, cuando al fin podamos enderezarnos y levantar la mirada, tengamos autocrítica y arrepintámonos de todo lo que sabemos que no nos hace bien, pero arrepintámonos de verdad, no sólo sintamos remordimiento, sino que cambiemos para siempre nuestra forma de vivir.
Más que una carrera de velocidad, la vida es más parecida a un maratón, y tan largo es el camino, que más vale viajar ligeros. Aprendamos a soltar el peso innecesario del pasado y de aquello que nos hizo daño; y sí, el desprendimiento duele, pero es preferible el dolor cuando retiras la espina, a aquel que causará la infección por miedo a retirarla.
Si deseas una nueva vida para este nuevo año, no busques más en el calendario o en prendas de colores, encuéntrala donde siempre ha estado... en tus manos.