Cambio climático: nos estamos quedando sin tiempo
En días pasados, tuve la oportunidad de participar en un evento convocado por “The Climate Realty Projet”, de la cual soy miembro, una organización sin fines de lucro fundada por el exvicepresidente de Estados Unidos y Premio Nobel de la Paz, Al Gore, con el propósito de impulsar soluciones ante el cambio climático.
En ese evento realizamos un ejercicio muy interesante, equivalente a un simulacro de las negociaciones que se llevarán a cabo en la COP 26, conferencia que debía realizarse este año en diciembre, pero debido a la pandemia, tuvo que posponerse para 2021.
La importancia medular de la COP 26 es que será la primera revisión que debe realizarse de los NDC’s, o Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional, que son los compromisos que cada país se obliga a realizar para reducir la emisión de sus gases de efecto invernadero, causantes del cambio climático.
Como antecedente, cabe señalar que en el Acuerdo de París, celebrado en diciembre de 2015 y ratificado por 196 países en abril de 2016, la sumatoria de los compromisos particulares o NDC’s que cada nación propuso significaba un aumento en la temperatura de 3.7 grados centígrados (°C).
Recordando que el objetivo central del Acuerdo de París fue reforzar la respuesta mundial a la amenaza del cambio climático manteniendo el aumento de la temperatura mundial en este siglo por debajo de los 2 °C, por encima de los niveles preindustriales, y proseguir los esfuerzos para limitar aún más el aumento de la temperatura a 1.5°C .
En el ejercicio simulamos ser los delegados y representantes de los diferentes bloques que interactúan en las negociaciones: Estados Unidos, Unión Europea, China, India, países desarrollados y países en vías de desarrollo.
Los parámetros a analizar, que son los mismos que se consideran en la Cumbre de París y son con los que se alimenta el programa de cómputo que procesa dicha información fueron: 1) Año en que el país alcanzará el tope máximo de emisiones de CO2; 2) Año en el que el país se compromete a empezar el descenso de emisiones de C02;
3)Porcentaje de reducción anual de esos gases; 4) Porcentaje de reforestación, y 5) Porcentaje de disminución
de deforestación.
Para la primera etapa del desarrollo del ejercicio, cada bloque propuso sus NDC’s, o Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional, que fueron compromisos que cada estado, en este caso bloque, propuso.
La condición aquí es que esos compromisos sean mayores que los que se presentaron en el Acuerdo de París, ya que es lo que se establece en dicho acuerdo. Cada bloque expuso sus compromisos (NDC’s) y justificó el porqué de los mismos, se alimentó con sus cifras el software y así hasta que terminaron su presentación todos los bloques. Cuando llegó el momento de hacer reflexiones de ejercicio, sobresalieron tres aspectos muy interesantes.
El primero es que, aunque todos los países tienen que comprometerse y cumplir para que el resultado final sea el deseado, los países que realmente modifican sustancialmente el resultado final son: China, India y Estados Unidos.
La Unión Europea es el único bloque que realmente ha hecho esfuerzos significativos y casi está al tope, así que por más que ajuste sus compromisos, poco modifica el resultado final. Los dos primeros países siempre justifican sus compromisos en el tenor que ellos apenas están en desarrollo y que tanto Estados Unidos como la Unión Europea, ya desarrollados, fueron los causantes de gran parte de la problemática climática actual, por lo tanto hasta que no alcancen un desarrollo equivalente a esos países, van a continuar su crecimiento con base en energías fósiles y bajo los NDC’s comprometidos.
Es una realidad que tanto Estados Unidos como la Unión Europea son los principales causantes de esta crisis, pero las últimas tres décadas, tanto China como India han contribuido sustancialmente a la problemática.
Suponiendo que el presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, ajuste -tal como lo ha hecho saber- sus compromisos, y Estados Unidos no sea factor, tal como la Unión Europea, entonces la responsabilidad recae en esos dos países asiáticos, los más renuentes.
De todos los parámetros los dos primeros son los más significativos, son los que realmente modifican el resultado final de la ecuación.
En pocas palabras, el tiempo es el factor más limitante y es lo que menos tenemos. Nos estamos quedando sin tiempo.
El autor es Ingeniero Bioquímico con especialidad en Ciencias Marinas Alimentarias. Tiene una especialidad en Desarrollo Sostenible.
gmontanop@yahoo.com