Carta a la profesora Victoria
Profe: hace mucho tiempo que usted no está con nosotros, pero quiero decirle que nunca se ha ido del todo.
Quienes fuimos sus alumnos la recordamos con aprecio y cariño por tantos años que usted le dedicó a la noble profesión de ser maestra en Santa Rosalía, B.C.S.
Sé que usted leerá estas letras con la misma dedicación que revisaba las tareas de sus alumnos.
Ya ha pasado demasiado tiempo, muchas situaciones y cambios han ocurrido.
Con decirle, profesora, que las clases en primaria ya no inician el dos de septiembre como en aquella época en que fui su alumno.
Esta carta es para decirle que hoy los niños no iniciarán el año escolar en un salón de clases, lo harán desde su casa.
Y usted se preguntará: ¿por qué?
Lo que pasa, profesora, es que el mundo está viviendo una pandemia conocida como Covid-19, y el pueblo no es ajeno a ese virus que ha matado a mucha gente y en Santa Rosalía lamentablemente han fallecido personas y la situación es triste.
Estamos confinados en casa para evitar el contagio, y eso afecta a la educación.
Las escuelas cerraron y los niños concluyeron el ciclo escolar a través de clases virtuales.
Usted, profesora, se preguntará:
¿Qué cosa es eso?
No se asuste, es una educación mediada por tecnología e Internet donde el maestro y alumno tienen interacción a través de una pantalla, no coinciden en el espacio como en las clases presenciales.
Sin embargo, es posible el diálogo en tiempo real entre los actores del acto educativo.
Bueno, pero hoy le escribo no para comentarle las ventajas de la educación en línea, sino para decirle que esta realidad inédita que estamos viviendo me condujo al baúl de los recuerdos de aquellos nostálgicos años de primaria.
Pienso en los niños que iniciarán la primaria, y lamento que lo hagan desde casa, se van a perder la emoción y magia de los primeros días de clases.
No habrá llantos y plebes pataleando.
¡Qué solas estarán las puertas de las escuelas!
No habrá honores a la bandera, como en aquellos años en que previa toma de distancia escuchábamos al profesor Mundo Hirales con esa bellísima voz que dios le dio.
¡Uf!, profesora, la hora del recreo bien la recuerdo compartiéndola con niñas y niños más grandes.
¿Y ahora en casa habrá recreo?
¿Quién va a revisar el aseo personal?
Recuerdo cuando niñas de sexto año nos checaban las uñas y oídos para saber si nos habíamos bañado.
¿Quién va a recoger el dinero del ahorro?
Esa disciplina que antaño se inculcaba.
Pero esos asuntos son menores, profesora, ante la actividad que sus colegas tienen que implementar para que los niños desde casa aprendan a leer.
¿Cómo se hará en línea?
Maestra Victoria, siempre he reconocido la labor de los profesores de educación básica.
Pienso que ante la situación que hoy prevalece los padres valoraremos más el trabajo de los educadores.
En estos días he pensado en lo que usted nos decía en el salón cuando no hacíamos la tarea: nosotros los maestros necesitamos la ayuda de sus padres.
Hoy su comentario está más vigente que nunca.
Por eso usted, profesora Victoria, sigue presente.
Atte: El Pepito del Birín.
El autor es Licenciado en Comunicación y Maestro en Tecnología Educativa.
FB: @SoyPepePeralta