¿Cómo está tu marca personal?
Cuando escuché por vez primera la expresión marca personal fue en un partido de basquetbol, cuando el comentarista dijo que el jugador estrella no había sobresalido porque le pusieron marca personal.
El término en el contexto deportivo define el significado, y en otros escenarios la semántica de marca personal es distinta.
La palabra marca es común en el mundo de los negocios.
El término refiere a que ciertos productos o servicios de una empresa tienen prestigio y su sola mención genera una percepción positiva.
Hace algunos años, una sobrina quedó admirada por la televisión de casa y expresó: “¡qué padre la tele!”, y le comenté, es viejita y ella contestó: ¡pero es Sony, tío!
La respuesta espontánea de la niña reflejó el prestigio de la marca, un prestigio posicionado en la mente de la gente.
La respuesta de la niña era la transmisión de un valor, la confianza.
La marca se queda en el pensamiento de la gente, evoca valores y emociones.
El concepto marca usualmente lo relacionamos con productos o con la imagen de una organización.
Sin embargo, en el mundo de la publicidad se habla también del marketing personal, que refiere a la imagen que los demás tienen de un individuo.
Nadie está exento de generar una imagen de su persona, nuestro cuerpo es un medio de comunicación que emite consciente o inconscientemente un conjunto de estímulos que son percibidos.
Suele suceder que una persona nos cae mal sin haber cruzado palabra alguna con ella, eso habla de la importancia de la comunicación no verbal y del hecho de que nadie escapa de tener una imagen.
Alvaro Gordoa nos dice “que podemos identificar imagen con percepción y desprender que nuestra imagen será la manera como somos percibidos y que serán los demás quienes nos lo ortorgarán basados en lo que hayan sentido de nosotros”.
Pensará usted que sólo a figuras públicas les preocupa la percepción de los demás.
Sin embargo, el interés por ser bien visto es una condición humana que implica a mujeres y hombres comunes en el entendido de que somos sujetos que procuramos la inclusión social. La imagen produce un juicio de valor en quien la percibe y representa su realidad.
Gordoa dice:
“El juicio de valor es el resorte que impulsa la acción individual consecuente: aceptar o rechazar lo percibido”.
Saber qué piensan de mí no es un asunto de vanidad, de glamour o de apología al ego personal, es una condición esencial del ser gregario.
Una de las necesidades básicas del ser humano es el reconocimiento y la aceptación para sentirse parte de una identidad.
El psicólogo Estadounidense Abraham Maslow, en su pirámide de las necesidades humanas, contempla la necesidad de reconocimiento que refiere a la valoración de los demás miembros.
Además, el psicólogo habla de afiliación que subraya la necesidad de pertenencia del individuo a una comunidad.
Cuando decimos que una persona es bien percibida por los demás, estamos hablando de que su marca personal es positiva y que facilita su inclusión social por la empatía que genera su comportamiento.
El hecho es que estamos expuestos al juicio de los demás, valoraciones que hablan de una marca personal que vamos construyendo en la interacción social.
Cada día somos portadores de estímulos y proyectamos una imagen de nosotros mismos a los demás.
Preguntarnos ¿cómo nos perciben los demás? no es una interrogante banal, es una inquietud de la condición humana.
Y a propósito: ¿cómo anda tu marca personal?
El autor es Licenciado en Comunicación y Maestro en Tecnología Educativa.
FB: @Soy PepePeralta