COMUNIDADES RESILIENTES
- Arq. Mariano T. Katase Ruiz*
El Ing. Henry Peralta, consultor internacional, manifestaba sobre el fortalecimiento de capacidades:
“Implica tener una postura crítica la realidad para construir soluciones resilientes desde los limitados recursos endógenos. Esto permite mejorar las condiciones de vida y exigir a quien corresponda el cumplimiento de los derechos. Es una actitud proactiva de conocimiento y reconocimiento de los deberes y derechos que potencia la autonomía, como base de la creación de resiliencia”.
En las últimas décadas, gobierno y sociedad nos alejamos de la cohesión social, de reflexionar que civismo se refiere a nuestro comportamiento individual inmerso en una comunidad, ese que todos debemos tener para lograr la convivencia justa y solidaria. Basada precisamente en esos valores y principios, la resiliencia es: “La capacidad del SER humano para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas y ser transformado positivamente por ellas” y para lograrlo se tiene que trabajar de forma integral en el desarrollo de cuatro factores protectores internos del ser humano, estos son:
1) Autoestima consciente, no podemos enfrentar la adversidad si no somos capaces de valorarnos y reconocer desde nuestro interior todas nuestras fortalezas y capacidades; 2) Capacidad de relacionarse, lo siguiente es reconocer que el ser humano es un ser interdependiente, con una visión solidaria debemos ser empáticos para fortalecer el tejido social y encontrar pronta respuesta ante la adversidad; 3) Humor y la creatividad, es una característica psicológica del mexicano, que trata de sobrellevar las tragedias y recuperarse en el menor tiempo posible y, 4) Pensamiento crítico, desarrollado mediante la información, capacitación y educación, que nos ayudará a analizar y evaluar para aceptar como verdaderas o no, basados en la honestidad y moralidad, aquellas afirmaciones de terceros sobre el contexto de la vida cotidiana y nuestro entorno.
Ya definidos esos pilares de la resiliencia emocional, sigue diseñar estrategias y acciones que nos permitan hacer intervenciones puntuales de corto, mediano y largo plazo en comunidades vulnerables, incluso proyectar mediante la gobernanza, acciones conjuntas entre el gobierno y la sociedad especializada, para ir generando resiliencia comunitaria a base de autoestima colectiva, identidad cultural, humor social, solidaridad y también dicho sea de paso, honestidad estatal que hoy en día tanto hace falta.
Cuando empecemos a observar avances, podremos decir que la gestión integral del riesgo de desastres se hace con enfoque prospectivo y preventivo, que una vez que el evento adverso se presente, las comunidades podrán superar en corto plazo las secuelas emocionales del miedo, el estrés y la ansiedad que causa la contingencia, y mediante acciones para alcanzar el estado mental considerado saludable, volver a la normalidad y continuar sus vidas, ser comunidad resiliente.
Parafraseando al maestro César Flores, “es necesario dejar la mediocridad” entonces, ¿qué tanto estamos dispuestos a involucrarnos y comprometernos con la resiliencia? Porque como dijo Víctor Hugo, célebre poeta y novelista francés, "A nadie le faltan fuerzas; lo que a muchísimos les falta es voluntad".
* Arquitecto, Maestría en Arquitectura, Licenciado en Derecho, Maestrante en Protección Civil y Gestión de Emergencias. Socio Numerario del Colegio Mexicano de Profesionales en Gestión de Riesgos y Protección Civil, A.C.