Critica que algo queda…
Hay estudios de fondo y de años sobre el rumor, efectos, causas, modos de propagación, alcances, principales promotores, desarrollo y sobre todo siembra de semillas para que germinen en un futuro próximo, que en el caso de las organizaciones se suele convertir en un problema serio cuando ese pedazo de información se incrusta en la percepción de los integrantes del ente y que por lo general se sostiene en quienes lo integran en el interior con repercusiones al exterior.
Déjeme decirle que en el caso de México ingresó la modalidad de Desarrollo Organizacional copiado del modelo gringo a inicios de los ochentas, a través del Tecnológico de Monterrey que sirvió como catapulta para iniciar este sistema en las empresas nacionales.
Se reforzó principalmente el área de Recursos Humanos implementando técnicas y desarrollando otro tipo de herramientas para elevar la producción de cada colaborador de manera individual y en consecuencia de forma global.
Incluso hasta los llamados “Círculos de Calidad” registrados en reglamentos de la ley laboral mexicana de esos años, permitía al sector empresarial impulsar por áreas esa cualidad organizacional y ya sabemos qué por ejemplo, en el caso de Japón, hasta hace unos años había más de quince mil de estos organismos internos dentro sus diferente organizaciones empresariales, principalmente. En México no ha pegado con la profusión debida.
Tuvieron que transcurrir unos diez o quince años para que las universidades mexicanas, sobre todo de índole privada, manejaran una carrera relacionada con la comunicación pero dentro de las empresas que a final de cuentas no tuvo el éxito esperado y hasta la fecha los egresados de esa escuela van a los medios de comunicación en su gran mayoría, pero por una razón interesante:
Quienes manejaban el Desarrollo Organizacional transmutaron a su vez a Competitividad Organizacional, creando maestrías en primera instancia y luego licenciaturas de regreso donde no solamente se estudiaban los procesos, sino que se ampliaban sus efectividades incluyendo materias de estudio sobre liderazgo, controles a través de los famosos ISOS, otros esquemas más entre los que se realzaban los relacionados con la comunicación, pues los jefes de esas organizaciones sufrían las de Caín al enfrentarse a un rumor o información mal manejada o tergiversada.
Sin embargo, el tratamiento sobre el manejo de los rumores es un tema más extenso que amerita otra colaboración, pero es un problema que sufren y sufrirán todas las organizaciones sobre todo aquellas que no cuentan con la preparación comunicacional adecuada. Y en México estamos, desgraciadamente en pañales.
El autor es periodista con más de 35 años de experiencia, LAE, MCO, DAP. Es director de Editorial J. Castillo, S.A. de C.V. y de CEO, Consultoría Especializada en Organizaciones archivoconfidencial@hotmail.com