Cultura y educación
Como en cualquier otra parte del mundo, el arte y la educación en México pasa por diversos procesos históricos y sociales. En tal desarrollo se ha visto inmersa nuestra capital hermosillense y también Sonora en general. Sonora parece seguir siendo una región que está casi aislada del centro del país y para el norte casi no voltea más que para ir a Las Vegas y a Disneyland.
Esto no tiene justificación porque desde el primer cuarto del siglo XX, Sonora es protagonista de la historia mexicana. Entonces, ¿qué pasa? ¿Por qué se sigue pensando y actuando como un espacio geopolítico insular?
De entre los estados norteños, Sinaloa parece escapar a esta regla porque ha podido colocar algunos productos interesantes a nivel nacional y de otros países: la banda sinaloense, el carnaval de Mazatlán y la literatura del narco.
La globalización del capital y la información digital influye mucho en las artes y la cultura de hoy. Por eso el arte y la educación son dos cosas muy importantes. Se necesita una formación constante e innovadora siempre. Actualmente está en proceso una revisión exhaustiva del sistema educativo y cultural.
Hay que examinar la educación y las artes y el nuevo contexto nacional. Aquí por el momento, sólo destaco que en la educación básica está pendiente la implementación de una materia de apreciación estética. Me parece que, si se empieza desde la escuela básica y coordinado por el gobierno emanado del pueblo, con recursos y profesores especializados, se podrá dar un giro fuerte.
El arte se socializará aún más y ganaremos todos. Apuesto por la cultura estética y con conciencia histórica. Un renacimiento humanístico y social está por suceder en el país. Hay un proyecto de nuevas mentalidades en marcha.
Su renovación abarcará a la república. La cultura de cada estado será soberana y a la vez tenderá sus redes a la federación y otros países. No dependeremos más de otras instituciones, sino que nos trataremos en sentido equitativo y equilibrado.
Hay que recordar que, en Sonora, la cultura oficial está supeditada a lineamientos del sector educativo. Se echa en un sólo saco a la educación y la cultura. Ya no será más así. Cada uno en su área y secretarías. Todos juntos avanzando.
A esto se agrega la variable de la crítica del arte. La meta es conseguir una mirada más profunda y experta. Hasta ahora, la investigación y la crítica de las artes es más una promesa que una realidad. Esto no obsta para indicar que hay ya una cierta acumulación de autores interesantes. Sus antecedentes se encuentran a fines de la década de 1980 y principios de la de 1990. Desde entonces no ha habido otra situación semejante.
Existe una licenciatura en Artes en la Universidad de Sonora desde finales del siglo XX. También desde esas fechas hubo una casa de la cultura. Luego se sumó un instituto de cultura que vino a concentrar en 1988-1992 a las artes en el estado. Tal situación fue un giro nacional en el rubro de la cultura. Más tarde, una serie de posgrados y especialidades que poco han abonado. O todavía no se sabe cuál es su aportación.
No obstante, como se puede observar, no ha sido acompañado de un gran movimiento cultural en Sonora. La concentración oficial de los recursos simbólicos y estéticos ha dado resultados dispares y fraccionados. Habría que revisarse por áreas y por situaciones individuales, por autores y creadores. Parece que la restructuración cultural de 1990-1994 y la educativa del año 2003-2005 vino a retardar el vuelo más o menos parejo que ya traía.
El autor es académico e investigador de Conacyt.
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