Decálogo patrio
¡Septiembre, mes de la Patria!
Año con año es la frase que en estas fechas escuchamos por doquier y que, incluso, ya pasa desapercibida y no le prestamos atención, mucho menos nos detenemos a pensar lo que ello significa, más bien nos ubicamos en las celebraciones, bailes y demás festividades que habrá.
Al hablar de la Patria nos remitimos necesariamente a un concepto para entenderla: el patriotismo, entendiéndose éste como lo que identifica a una persona en términos de su origen, su región o país adoptivo, de ahí –por ejemplo- que un extranjero radicado en un país distinto al de su nacimiento, puede ser un patriota en el país que le ha dado cobijo.
Sin embargo, al hablar de Patria también viene junto otro concepto: La Nación.
Son términos que causan confusión, pues algunos estudiosos del tema no se ponen de acuerdo en los límites de su significado.
Para efectos ilustrativos, diremos que el primero es más abstracto que el segundo aunque puedan parecer sinónimos, son distintos uno del otro.
Pero bueno, nos centraremos más en el patriotismo ya que éste tiene manifestaciones externas muy visibles y concretas, por ejemplo: una fiesta nacional, un desfile, los honores al lábaro patrio, el júbilo por los logros deportivos, académicos, etcétera; a diferencia del nacionalismo que es más belicoso, excluyente y divide.
Patriotismo es amor por la patria participativa, incluyente y ordenadamente: evoca a la virtud.
Nacionalismo es amor desenfrenado, desordenado y excluyente: evoca al vicio.
Por ende, este sentimiento patriótico ha de procurar la tradición y fomento de las buenas costumbres que fortalezcan y enaltezcan a la Patria.
Lo normal será lo ordinario de nuestras vidas y así, podemos mencionar algunas manifestaciones ordinarias de patriotismo que podemos llevar a cabo:
1.- Es nuestro modo de actuar y sin importar el tipo de actividad laboral, hemos de llevarla a cabo de manera ética y responsable anteponiendo siempre el bien común ante cualquier convencionalismo o de interés personal o de grupo.
2.-Visitar algún museo o leer un buen libro que haga referencia y fomentar nuestra historia, lengua, cultura, etc. de la ciudad, del estado o el país.
3.- Cuidar el orden y la limpieza pública como no tirar papeles en la calle, prevenir y evitar cualquier tipo de contaminación, no pintar las paredes de los inmuebles, no destruir la señalización urbana.
4.- Tratar de fomentar las acciones que nos hagan mejores ciudadanos y mejores personas.
5. -Coadyuvar con la autoridad competente las deficiencias públicas para que sean corregidas y, de ser posible, proponer posibles soluciones.
6.- Exigir nuestros derechos individuales, pero también cumplir con nuestras responsabilidades y obligaciones.
7.- No despreciar los símbolos patrios, como lo son el Himno Nacional escuchándolo con sumo respeto y protocolo correspondiente o los Honores a la Bandera.
8.- Participar activamente dentro de nuestras posibilidades en algún tipo de asociación, como puede ser: de vecinos, padres de familia, fomento al deporte, protección a la población vulnerable, al medio ambiente, etc. de acuerdo con nuestras capacidades, preferencias y afinidades.
9.-Trabajar o estudiar responsable y honradamente y a detalle porque un trabajo mal hecho, a medias o preparación deficiente o con tranza, no beneficia a nadie.
10.- Seamos respetuosos de las normas de Tránsito y la normas urbanas de convivencia social.
Y así podríamos nombrar un sinfín de muchas otras que la vida ordinaria y el sentido común nos podría dictar.
El desarrollo y el ejercicio de esta virtud nos llevará a cada uno de nosotros a trabajar responsablemente y a luchar por conseguir una sociedad más justa y la paz necesarias para el buen desarrollo de nuestra Patria!
¡Viva México!
El autor es L.R.I., profesionista independiente, analista político, consultor en MKT y especialista en asunto migratorios.
julioibarrola@hotmail.com
Red social: Julio Ibarrola Suárez