El difícil proceso del perdón
A veces no es fácil hablar del perdón porque pasan por nuestra mente muchas interrogantes, ¿qué es perdonar? ¿qué se puede perdonar? ¿perdonar es olvidar?
El perdón es un regalo inmerecido que hacemos por amor a nosotros mismos o por amor a otros. El perdón es disculpar a otros o a ti mismo por una acción considerada como error u ofensa, renunciando eventualmente a vengarse o reclamar un justo castigo. Perdonar consiste en un cambio de conductas destructivas voluntarias dirigidas contra el que te ha hecho daño, por otras constructivas (McCullough, Worthington, y Rachel,1997)
Hay diferentes tipos de perdón:
El perdón a uno mismo
En ocasiones llegamos a un punto en nuestras vidas donde podemos llegar a sentirnos desilusionados de nosotros mismos. Puede que en alguna etapa de nuestra vida tengamos sueños o fantaseamos en ideas de cómo será nuestro futuro y al pasar el tiempo, te das cuenta que no lograste cumplir con esos sueños y entras en una decepción o en ocasiones también puede que hayas realizado actos que te avergüenzan o errores que no tuvieron solución.
El pasado no se puede cambiar y no podemos vivir anclados en lo que sucedió, nadie es perfecto, todos los seres humanos cometemos errores. Perdonarse a sí mismo requiere mucho amor a sí mismo, así como aceptar con humildad los errores. Ver la manera de retomar la vida y poder darnos la oportunidad de empezar de nuevo.
El perdón a otros
Lo que hacen los demás nos puede llegar a herir y mucho, las disculpas sinceras son poderosas, nos ayudan a construir vínculos que se habían perdido, en ocasiones, no se retoman las relaciones, pero podemos llegar a sentirnos en paz.
El perdón a mamá y papá
El amor y la educación que recibimos desde nuestras primeras horas de vida, dependen de nuestros padres, la relación con ellos marca nuestra historia, por esto mismo, es importante ir sanando nuestras relaciones con ellos e ir soltando situaciones que pudieran haber llegado a ser traumáticas para nuestras vidas. A veces, a quien más amas se te complica más perdonar, pero el agradecimiento por la vida bien merece dar otra oportunidad. También es importante ver cuándo es necesario poner distancia o tierra de por medio.
El perdón a Dios
Cuántas veces te has enojado con Dios por no conceder lo que deseabas, por no obedecer a tus deseos, porque permitió que alguien muriera o porque piensas que es responsabilidad de Él lo que pasa en tu vida; tal vez se escuche un poco extraño pensar en perdonar a Dios, pero realmente estar enojado con Él es algo que pasa a menudo, sobretodo cuando estás pidiendo un milagro y no llega. Dios, para los creyentes es omnipotente, sin embargo en esta vida tú eres responsable de cómo la vives y hay situaciones que no se pueden cambiar. Entonces, ¿cómo puedo perdonarlo? Rindiéndote, dejando de querer controlar lo que no está en tus manos. Soltando y aceptando que no puedes en ocasiones hacer más de lo que se ha hecho. No puedes detener la muerte o algunas enfermedades, nada de eso depende de ti, son situaciones de vida y hay que aprender a respetar el destino de cada uno o de cada situación. Perdonar a Dios en realidad es perdonarte a ti mismo de tus expectativas.
Si el proceso de perdón se hace adecuadamente, se modifican en consecuencia, los sentimientos del ofensor, sin embargo, el perdón lleva un proceso que se puede ir completando y profundizando a lo largo del tiempo. Cada persona tiene un periodo de tiempo para lograr este momento; el perdón es único y personal, nadie puede obligarte a que perdones, pero sí es importante analizar cada una de las partes y reconocer el daño sufrido para después ver si tomarás el perdón como una opción.
Perdonar no es olvidar, pero el olvido llegará como un proceso involuntario que se va a ir dando de manera natural y fluida. Perdonar no es síntoma de debilidad, porque no es dar permiso al otro de que vuelva a dañar, sino trabajar con los límites y aceptar también que cada uno de nosotros, como humanos, también nos equivocamos.
Licenciada en Psicología
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