El mentiroso respetado y el honesto humillado

El autor es Escritor, Capacitador, Networker, Conferencista y Life Coach en SB3.

¿Alguna vez te has emocionado por algo y, cuando lo cuentas, te bajan el ánimo?

¿No te explicas cómo puede haber gente que no logra ver lo que tú sí?

La cosa funciona más o menos como lo cuenta la siguiente historia: Hace tiempo, un esquimal en Groenlandia fue llevado a una expedición y como recompensa lo llevaron a Nueva York.

Él nunca había salido antes de su aldea y, ante todo lo que vio en NY quedó maravillado.

Cuando regresó a su aldea, les contó a todas las personas cómo conoció edificios que se elevaban desde el suelo hasta el cielo; de tranvías que describió como casas que se movían a lo largo de un sendero en los que la gente vivía mientras éstos avanzaban; de puentes gigantes; de luces artificiales, etc.

Los habitantes de la aldea lo miraron con frialdad y lo apodaron “Sagdluk” (mentiroso), y arrastró la vergüenza de ese apodo hasta su tumba.

Tiempo después, el Dr. Knud Ramussen, un famoso explorador, viajó de Groenlandia a Alaska, acompañado por Mitek, un esquimal que, al igual que “Sagdluk” nunca había salido de su aldea.

Como recompensa, también lo llevaron a conocer NY y quedó sumamente impresionado.

Al regresar a Groenlandia, recordó la tragedia de “Sagdluk” y decidió no contar la verdad.

Mejor contó que había un kayak a las orillas de un gran río, el Hudson, y que cada mañana iban a cazar en él.

Que había patos, gansos y focas en abundancia, y que disfrutaron su visita.

A los ojos de sus compatriotas, Mitek era un hombre honesto y sus vecinos le trataban con respeto.

Todo lo contrario de quien les contó la verdad con entusiasmo para que también tuvieran la oportunidad de conocer algún día.

El camino de quien dice la verdad ha sido escabroso.

Hay algo en la naturaleza que hace que nos sintamos ofendidos por el impacto de nuevas ideas y de las visiones de quienes ven lo que nosotros no hemos podido.

Este comportamiento lo podemos comprobar cuando queremos cambiar un hábito o tener un emprendimiento.

Familiares y amistades son los primeros en querer detenernos y lo hacen por dos motivos principalmente:

1) Intentan protegerte; 2) Las personas que te quieren, desean que te vaya bien, pero no mejor que a ellas.

Sé que la primera opción parece mejor que la segunda, pero hay algo oculto en ella: Que las personas te quieran, no significa que crean en ti.

Si una persona te quiere, y cree en ti, ¡te apoyará porque cree que puedes!

Por otro lado, si una persona te quiere, pero no cree en ti, ¡te intentará proteger porque no cree que seas capaz!

Sea cual sea la razón, al final no importa si nadie cree en ti, ¡lo único que importa es que tú creas en ti!

Claro que sentir apoyo nos motiva, pero si dejamos nuestra motivación en manos de otras personas, también dejaremos nuestro carácter.

El autor es Escritor, Capacitador, Networker, Conferencista y Life Coach en SB3.

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