El pánico del coronavirus, ¿y la pandemia de obesidad?

El autor es Licenciado en Nutrición, escritor literario asesor e Instructor de capacitación.

Hoy el mundo entero está alarmado por un virus que poco se conoce, pero que está causando efectos en la población, hay las medidas de prevención establecidas y control, pero aún así, lo que no se conoce genera alarma y crea un estado de emergencia sanitario que se presenta cada cierto número de años, las razones reales de fondo, quizá nunca las sabremos.

Fuera de que la población mundial hoy esté alarmada por la presencia de un patógeno extraño que, no tiene ni siquiera una vacuna.

Cómo me encantaría ver ese mismo nivel de alarma por lo que representa para un estado en mortalidad y presupuesto de salud, la obesidad y sus consecuencias.

El problema está en que como no se nos presentan signos y síntomas inmediatos, pues nunca la vamos a dar la relevancia que debería de tener, ni individual ni colectivamente, ni institucionalmente. Veo órganos de gobierno fallidos en temas de prevención, los discursos de prevención están caducos obsoletos y poco creíbles, por que no saben tomar las medidas reales que impacten a la sociedad, no saben concientizar, de nada sirve hacer programas “pilotos” o que las unidades médicas familiares, hablando específico de cierta institución de salud, sean las encargadas de la parte preventiva, si no se cuenta ni con un programa claro, específico, con objetivos claros reales y mucho menos si no se da el presupuesto para trabajar en ello. Tal vez haga mucho hincapié en este aspecto, pero la sociedad no va a cambiar por su sistema de gobierno ni su presidente actual, ni el pasado ni el que vendrá, mucho menos por sus instituciones de salud y educación, la sociedad sólo va a cambiar cuando los ciudadanos lo quieran así, cuando se informen y le den importancia a temas como este, cuando dejen de alarmarse sólo cuando ven en las noticias que un niño de 13 años se infartó en el patio de la escuela mientras corría, cuando se dejen de alarmar cuando un famoso actor o actriz muere por un infarto.

La sociedad va a cambiar cuando se alarme y se ofenda todos los días de la realidad que es México, como país, un país muy lastimado por problemas de corrupción, de escasez, de desigualdad, de pobreza, pero también de una carencia de salud no dada por las instituciones de gobierno, si no por la falta de capacidad de nosotros para educarnos  y responsabilizarnos del problema que somos hoy y en un futuro para nuestros hijos, porque al final de cuenta el mundo que construimos hoy, es el que le heredamos a nuestros hijos y ese es el regalo que les damos, un regalo lleno de inconsciencia, irresponsabilidad, falta de información e incoherencias.

Simplemente a veces me da tristeza ir al súper llegar a la sala de espera de un hospital, a una plaza comercial y, literal, ver que 7 u 8 de cada 10 personas tienen un aumento excesivo de tejido adiposo y lo normalizan y lo alimentan más.

Una sociedad va a mejores rumbos cuando se informa, y si el gobierno no lo hace, ¿por qué no vas tú al centro de salud más cercano?, ¿a tu unidad médica familiar más cercana?, ¿al hospital a informarte qué acciones hay para mejorar tu vida?, ¿por qué no vas realmente al gimnasio y entrenas con alguien que te ayude a cambiar tu vida? No sólo vayas por ir, por cumplir con un requisito social, ¿por qué no vas al nutriólogo porque de verdad quieres cambiar tu estilo de vida y no sólo por moda o por estatus social? ¿Por qué no simplemente te pones a leer y a entender cómo funciona tu cuerpo, tu sistema, tu metabolismo, los nutrientes, los alimentos?

¿Algún día seremos mejores?...

El autor es Licenciado en Nutrición, escritor literario asesor e Instructor de capacitación.