El placer de disfrutar lo que ya es ’normal’
¿Existe la felicidad?¡Claro que existe! y seguro la has sentido muchas veces. Algo interesante que he estado pensando es en la dualidad, así como hay luz también hay obscuridad, así como hay bondad también hay maldad y por supuesto así como hay felicidad también hay tristeza. Lo curioso de esto es que las veces que más feliz me he sentido es después de haber estado triste, hay cosas tan buenas pero tan normales que dejamos de percibirlas y se convierten en nuestra normalidad.
Por ejemplo, a mí me gusta la pizza y quizá como una vez a la semana, si la disfruto pero no siempre al cien por ciento, a diferencia de Juanito, un niño que me tocó conocer una vez, en una posada que organizamos en el poblado Miguel Alemán, estaba sentadito en una esquinita, tomando aquel trozo de pizza con las dos manos, recuerdo como abría grande la boca pero sólo le daba un pequeño mordisco, imagínate sus gestos de felicidad disfrutando cada mordisco y un simpático bailecito mientras comía. Tengo grabadísima esa imagen en mi mente y me ayuda a sentirme agradecido con lo que tengo.
También una vez me tocó visitar Cuba, seguí el consejo de un amigo que ya había ido, me dijo que llevara dulces porque allá son difíciles y caros de conseguir, después de varios días cargando las bolsas de dulces por fin encontré el momento de donarlos, estábamos en un parque y había unos 30 niños con sus maestras de escuela. Habían salido a pasear, me acerqué a la maestra y le pedí permiso para repartir los dulces, me dijo que prefería hacerlo ella misma, dio claramente las instrucciones de que hicieran dos filas y en menos de 1 minuto ya estaban los niños formaditos, tomando distancia y serios, después de repartirlos recuerdo a uno de los niños corriendo muy feliz cuidando los dulces en sus bolsas del pantalón.
Corría tres metros, se detenía habría la envoltura y le daba una mini chupadita, sonreía al cielo y seguía corriendo, nótese que el dulce era de esos con envoltura roja como una fresa típicos que en las piñatas nadie quiere.
Aquella expresión me marcó el corazón y me recuerda cada vez la sencillez de la vida.
Así que la forma de ver las cosas es totalmente relativa.
Recuerda que debemos aprender a disfrutar cada momento, de buscar los tesoros que le mundo nos ofrece, de agradecer por lo que tenemos sin quitar la mira de querer tener o lograr más. Dejemos de ver normalizar y aprendamos a disfrutar, que no se te acabe la vida esperando una vida mejor.