El vino y la parrilla, amigos y amantes
Pocas cosas son tan emblemáticas en la gastronomía del mundo como disfrutar del vino.
El primer milagro de Cristo fue convertir el agua en vino.
Para el católico el vino es un alimento: la sangre de Cristo.
De igual forma, pocas cosas son tan emblemáticas en la gastronomía sonorense como la carne asada, y por suerte, el vino y la carne asada están hechos el uno para el otro, son amigos y amantes ¿por qué separarlos? La parrilla y el vino son hijos del fuego y de la tierra.
La uva vive del calor del fuego radiante del astro rey y de su hogar, la madre tierra.
Nace el vino por la mano del hombre quien le dedica su vida. De igual forma, la cocina a la parrilla toma los alimentos del campo y vive con el fuego que cuida la mano experta del parrillero quien le dedica su oficio.
Por eso, son amigos y deben estar juntos, son felices juntos y se ponen tristes cuando los separas.
Hasta el conocedor más sabio sabe que el mejor vino, sin comida, se siente solo y triste. Como el hombre, el vino necesita una pareja. Para los sonorenses esta pareja es la carne asada, y todo aquello cocinado con el fuego.
Puedes hacer milagros si dejas que el vino y la carne asada vivan juntos. La carne asada sabe mejor con vino, TODO el mundo lo sabe y ahora lo sabes tú también. Serás más feliz cuando aprendas a disfrutar la carne asada con vino.
¿Tomar vino en este calor de locos? No pongas excusas para separar a una pareja que se ama.
Disfruta el vino con tu carne asada en la primavera, en el otoño y en el crudo invierno; en casa o en un restaurante.
Jamás batallarás para unirlos porque caminan juntos, donde hay carne siempre hay vino.
Aunque no la escuches la carne asada habla, tu susurra y te dice “invita a mi amigo”.
El vino también habla su mismo idioma, cuando tomas una botella te lo pide sin que se escuche “invita a mi amiga”.
Complácelos.
¿Qué vino se toma con la carne asada? Esto es como hablar de política, jamás se llegará a un acuerdo. Crea tu propia historia, para mí estas son las uvas preferidas para la carne asada de mi tierra.
Un tempranillo robusto de La Rioja o de Ensenada o un Malbec argentino con buenos taninos.
Personalmente evito los vinos demasiado robustos, dulces y especiados con mi carne asada. Ni el vino ni la cocina a la parrilla son alimento de ricos.
Cristo hizo el vino para los pobres y los cavernícolas que descubrieron como asar la carne no tenían billetes.
El vino y la cocina con el fuego están hechos para todos.
México tuvo un tropiezo con el vino durante la colonia y aunque fuimos el primer productor de vino en América, apenas estamos empezando a recuperar el terreno perdido; todos ayudamos cuando disfrutamos la carne asada con vino y si es mexicano mucho mejor.
Disfrutar la carne asada de Sonora con el vino mexicano es beber del mismo sol, comer de la misma tierra, la tierra de los amantes felices.
Qué rico saben juntos porque se aman.
Únelos en un matrimonio inseparable.
No por algo a la unión del vino con el alimento se le llama: Maridaje
GUILLERMO OLAIZ SILVA
El autor es Campeón Nacional de Parrilladas 2017