¡Hablen de los aliviados!
Si lo que crees es que me voy a ‘colgar’ de la demanda de no sólo mantener en el top de relevancia las notas polémicas o las malas noticias, sino que también se den a conocer panoramas más alentadores, pues estás en lo cierto.
Sí lo haré.
No será ciertamente de la cuestión física de la enfermedad y sus aliviados, será tratando de embonar en algunas versiones de uno mismo que han tenido que germinarse en estos últimos meses en los que ya tendríamos que saber algo sobre cómo hacer las cosas diferente.
Una de las muchas historias que me han tocado en estos días es la de aquella señora de mediana edad que viene a la galería para que le fabrique y decore unos marcos con cristal en los que pueda colocar sus dos vestiditos que son auténticamente de estilo vintage, como si fueran dos lindos aparadores de museo.
Claro que la historia es personal, los dos fueron hechos a mano por su madre cuando ya la estaba esperando como el famoso ‘pilón’ de la familia.
Me compartió esas piezas con tanto valor emocional para ella y se emocionó hasta maximizar el brillo de sus ojos ¿o será que el brillo de los ojos es más apreciado en estas épocas de cubrebocas?
El caso es que ansía darle una bonita sorpresa a su madre al colocarlos a la vista de todos.
La gente es generosa.
La solidaridad se apodera de nuestras acciones, todos –espero que todos- tenemos en nuestras redes sociales o de vecinos a alguien que se ha dado el tiempo de recaudar fondos y despensa para familias necesitadas.
Quizá eres tú el que se dio la vuelta a los restos de vivienda o a la casa del enfermo o pasaste en tu carro para que los vecinos te aventaran a la cajuela algo de solidaridad, una mochada de su despensa para la noble causa.
Quizá no te das cuenta, pero eres el que hizo la llamada perfecta o el mensaje en su momento justo para completar con apoyo moral a esa amistad o familiar que pasaba su crisis psicológica, esas pequeñas compras de lo indispensable o del cariñito considerado lujo que te quisiste hacer y lo adquiriste con el pequeño comerciante o aquel emprendedor y ejecutaste el muy bien usado hashtag #consumelocal.
Las personas se volvieron creativas. Con más horas para pensar han surgido más letras de canciones, guiones de cine, coreografías, novedades en las artes plásticas y académicas.
No necesariamente tienes que ser youtuber o coronarte entre los más graciosos del Tik Tok, aprendiste a editar videos simples con aplicaciones, descubriste nuevas formas sobre cómo vender y resulta que te fue revelador a veces invertir menos y quizá ganarle más.
Los aliviados de la mente también descubrieron en qué fallaban, ahora saben lo que les hace falta para hacer crecer su negocio o a su persona.
Los que se aliviaron de prejuicios se dieron tiempo para conocerse, tiempo de calidad con la familia, tiempo con ellos mismos.
Que los aliviados nos cuenten también como le hacen para crecer en lo posible y sin renunciar a los momentos de relax, que los aliviados nos enseñen a profundizar en nuestras aficiones para no olvidar el camino de hacer y sentir lo que nos hace bien.
La autora es Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Sonora.
CEO de i Latina Galería
@ilatinagalería