Hacia una política industrial en México
En las tres últimas décadas la economía mexicana ha aumentado su apertura comercial, nuestro país ha firmado 13 tratados comerciales con 50 países, destacando los acuerdos con América del Norte (TLCAN, hoy T-MEC), la Unión Europea (TLCUEM), y recientemente la Asociación Transpacífico (TPP-11), dando paso al auge de las exportaciones manufactureras y de las importaciones temporales libres de impuestos de la compra de materias primas, maquinarias y equipos.
El Banco Mundial calculó el Índice de Apertura Comercial a nivel global, que mide el cociente de la sumatoria de las exportaciones e importaciones totales por año en relación al Producto Interno Bruto (PIB). México pasó de 54.9% en 2008 a 75.8% en 2018, lo que significa un aumento significativo en la dependencia del crecimiento económico del comercio exterior, lo cual requirió de políticas económicas (fiscal y monetaria) para mantener un peso sobrevaluado- se le da un mayor valor a la moneda nacional al que realmente tiene- para lograr la internacionalización.
La apertura comercial de nuestro país no se acompañó de una política industrial activa en pro de la elaboración de productos con contenido nacional, prueba de ello fue la eliminación de los incentivos fiscales, crediticios, laborales y comerciales para estimular la exportación de mercancías con valor agregado local. El economista Jaime Ros en su libro “¿Cómo salir de la trampa del lento crecimiento y alta desigualdad?” (2015), destaca que la caída dramática del multiplicador de las exportaciones se debió a que la industria maquiladora y no maquiladora no tuvieron eslabonamientos productivos hacia atrás (limitado uso de insumos nacionales), hacia adelante (la totalidad de la producción se exporta) y fiscales (por los bajos salarios), la cual nos llevó a la jaula del lento crecimiento.
En octubre pasado, la Secretaría de Economía Federal anunció la propuesta de una Nueva Política Industrial para México, la cual incluye un decálogo de acciones importantes: 1) Promover una mayor competencia económica que resuelva rezagos sociales y fortalezca el mercado interno, 2) Aprovechar la apertura comercial para fortalecer capacidades y encadenamientos productivos de contenido nacional, 3) Impulsar la mejora regulatoria de los tres niveles de gobierno, 4) Generar un entorno de negocios favorable para atraer flujos de inversión nacional y extranjera, 5) Creación de Pymes que elaboren productos y servicios nacionales para que los compre el Gobierno, 6) Fomentar la digitalización y la industria 4.0 del sector manufacturero por medio de la capacitación del capital humano, 7) Modernizar los procesos de normalización e infraestructura, 8) Propiciar la economía de la salud para aumentar la productividad y competitividad, 9) Aumentar el financiamiento de la banca de desarrollo a proyectos industriales, y 10) Incentivar los proyectos industriales en las regiones más rezagadas del país.
Ante la inminente ratificación del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), el Gobierno Federal a través de la Secretaría de Economía debe socializar y explicar a los empresarios e industriales nacionales sobre los nuevos agregados del acuerdo comercial, específicamente el Capítulo 25. Pequeñas y Medianas Empresas (Pymes), ya que estas unidades económicas aportan más del 50% del PIB y por encima del 70% de los empleos del país.
Por tanto, la política de industrialización en un contexto de economía abierta deben empatar las políticas económicas, la desarrollo regional y la de ciencia-tecnología-innovación para potencializar las cadenas productivas nacionales de las Pymes, en industrias como la petroquímica, metal-mecánica, agroalimentaria, automotriz-aeroespacial y eléctrico- electrónico para fortalecer el mercado interno y consolidar el empleo y crecimiento económico de México.
Joel Enrique Espejel Blanco
Doctor en Ciencias Económicas y Empresariales y Profesor-Investigador, Universidad de Sonora.
@EspejelJoel / joel.espejel@unison.mx