Hermosillo, crónicas de una muerte anunciada
Hoy no escribo como parte del área de la salud, mucho menos como asesor de capacitación, sólo como un simple ciudadano que hoy ve con indignación y tristeza una ciudad en decadencia y condiciones deplorables.
Hermosillo siempre había sido sinónimo de tradiciones, cultura, gastronomía, espacios de esparcimiento naturales, cuidados y sustentable. Hoy la capital es una sombra de lo que fue hace un par de años, décadas incluso. Es triste volver a la ciudad y darse cuenta que lo único que extrañas es a la familia, a las personas, su cordialidad y su muestra gastronómica tan variada y exquisita al paladar, es triste ver cómo se ha perdido todo valor turístico, todo espacio de esparcimiento, donde la parte recreativa queda sólo en sus plazas comerciales y cines, agregándole que hoy estamos en épocas de pandemia se reducen aún más las posibilidades de distracción.
Es increíble el descuido que existe en la ciudad, desde el momento que bajas de un avión, para tomar el primer bulevar te das cuenta de la decadencia en su infraestructura, en su pavimento, sus vialidades en condiciones deplorables, sus camellones, puentes y un sinfín de cosas que no se pueden cuantificar.
Año tras año el atraso y rezago económico, social, cultural, educativo y de salud se hace más evidente, y por más que gobiernos federales, Estatal y Municipal tengan una gran culpa de las carencias, el principal culpable y factor es la misma ciudadanía que se queda de brazos cruzados y se acostumbra y adapta a las pésimas condiciones de vida.
La ciudad ocupa un gobierno eficiente, transparente, moral, que de acciones y no palabras en sus tres niveles de poder, pero sobretodo ocupa una sociedad proactiva, involucrada en los temas sociales, culturales, políticos, que se eduque en cambiar la conciencia de mejorar desde lo local, desde su colonia, desde su mismo hogar.
Al día de hoy es muy triste ver que conforme cambia el semáforo de rojo, naranja a amarillo, según las estadísticas del Covid-19, la gente vuelve a salir con la misma inconsciencia, desinformación, malos hábitos y falta de educación, gente que visita las playas, lugares sagrados de flora, fauna y con toda la irresponsabilidad vuelven a contaminarlos y a dejarlos con toneladas de basura, de desechos.
La ciudad y México en general no va a cambiar por un gobernante, va a cambiar cuando la sociedad lo quiera y actúe con responsabilidad, si bien hoy estamos ante una pandemia, lo que resulte al final de ella es el valor de personas que tiene esta ciudad, país, planeta.
El autor es Licenciado en Nutrición. Es asesor e instructor de capacitación por la Secretaría de Previsión Social. También es escritor.