La organización como ente público

El autor es periodista con más de 30 años de experiencia en medios escritos y de Internet.

Se le conoce como ente público a todas aquellas organizaciones que reciben, para su funcionamiento, recurso de los ingresos propios derivados de impuestos, derechos, concesiones o cualquier otro producto que se maneje.

Fuera de gobierno en sus niveles y áreas, así como universidades, asociaciones y cualquier otro tipo de organismo que reciba un peso del erario está sujeto al escrutinio de las leyes y organismos vigilantes del recurso obtenido.

Sin embargo, como organización, ¿cómo funcionan? Hay cinco apartados esenciales para entender su funcionamiento.

Primero, la coacción de la ley.

De los millones que laboran en un ente público en el país, para modificar sus procesos de trabajo se requiere de años pues sus actividades están sujetas a un manual de procedimientos que le indican al personal cómo debe realizar su labor y en qué parámetros o contextos manejarse.

Esto tiene su origen en que un cambio en la estructura obedece a su vez a una transformación en la ley orgánica que rige el área a la que se pertenece, toda vez que los operadores deben sujetarse a leyes que pudieran llevarlo a la cárcel en caso de omisión o mal cumplimiento de su responsabilidad.

El caso legal de la Guardería ABC es un ejemplo claridoso.

Segundo, la costumbre.

Una vez que la persona aprende y realiza su trabajo de manera constante, se convierte en un trabajo mecánico que por años se realiza así, de tal manera que cuando se busca un cambio, así sea para mejorar, por lo general el empleado lo rechaza de manera natural pues su labor tiene un costo por el cual le pagan y toda transformación conllevará más trabajo y por lo mismo debería significar mayor ingreso, pero no ocurre así y es cuando el desencanto se vuelve contra la organización.

Tercero, el sindicato. Cuando se le exige más por el mismo salario suele llevarse el caso ante el sindicato para llegar a arreglos.

Ocurre y no es broma, que en casos como las universidades-Unison, para no ir más lejos-, que los empleados tienen definidos por cuadros del piso o áreas, la limpieza, de tal manera que ningún otro puede invadir el espacio de otro.

Cuarto, ¿qué se mejora?

No es en relación con procedimientos, sino la atención al cliente.

Se busca que tengan buen trato, que el empleado muestre siempre su cara feliz, sonrisa fácil, aguantarse las ganas de explotar ante una terquedad del usuario y mantenerse ecuánime, situación que suele perderse unas dos horas antes de las tres de la tarde, sobre todo en aquellos empleados que no comen en el trabajo.

Por eso, estas características se sostienen por lo general por las mañanas.

Y quinto, la constante presión.

Quienes laboran en un ente público suelen enfermarse del corazón con presión alta pues en el día a día batallan hasta para estacionar sus carros, luego, el salario no les alcanza y están generalmente endeudados, los hay hasta quienes reciben cero pesos en sus cheques verdes.

Pero no les queda de otra más que aguantarse, es lo que les tocó vivir y claro está, de allí los enojos cuando a la hora de mejoría en escalafón se le otorga esa distinción al compadre o familiar de su jefe, lo que desencadena otra serie de consecuencias.

El autor es periodista con más de 30 años de experiencia en medios escritos y de Internet.

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