La percepción del riesgo
Ocasionalmente me pregunto por qué nos pasa lo que nos pasa y pienso en actitudes que pueden ser motivacionales como la indolencia, despreocupación, exceso de confianza, corrupción, por citar algunas. Sin embargo, en un enfoque psico-social pudiéramos definir que debido a la poca cultura y difusión de la auto-protección terminamos con una muy pobre percepción del riesgo. Ciudadanos de Hermosillo, poco menos del 29% conoce algún plan de contingencia y en promedio, sólo el 25% considera que en nuestra ciudad existe algún riesgo por fenómenos naturales.
Algunos expertos pudieran definir la percepción del riesgo como el juicio subjetivo que tiene la persona para detectar, identificar y reaccionar ante una situación de riesgo o daño potencial. El riesgo se define por el resultado de la interacción de diversas variables como la amenaza o el peligro, la exposición, la vulnerabilidad y las capacidades; dichas variables pueden considerarse en forma individual o colectiva. También debemos de considerar que el riesgo es socialmente construido, dicho comúnmente, cuando las intervenciones humanas impactan de forma negativa el entorno, generando la pérdida del equilibrio.
Desde mi perspectiva, las actitudes que cito al inicio de ésta colaboración, incrementan la variable de la vulnerabilidad, ya que es característica del ser humano aparentar no ser débil, ya que la vulnerabilidad puede considerarse sinónimo de susceptibilidad, incapacidad, daño, sensibilidad y falta de adaptabilidad o, desde el enfoque del estudio técnico-científico sobre impacto, adaptación y mitigación al cambio climático (1995), vulnerabilidad se define como la propensión o predisposición a verse afectado adversamente.
Lo anterior lo retomo dado que en el Resumen Ejecutivo Plan de Acción Hermosillo, Programa Ciudades Emergentes y Sostenibles (CES), elaborado para el Gobierno Municipal de Hermosillo por el Nadbank-BID y entregado en abril del 2018, se incluye el Tema 8 denominado “Vulnerabilidad ante amenazas naturales en el contexto del cambio climático” donde se analizan ocho indicadores tales como: Existencia de mapas de riesgos; de planes de contingencia adecuados para desastres de origen natural; de sistemas eficaces de alerta temprana; la gestión de riesgos de desastres en la planificación del desarrollo urbano; el porcentaje de entregables de los instrumentos de planificación para la gestión de riesgos de desastres que han sido completados; la asignación presupuestaria para la gestión de riesgos de desastres; la infraestructura fundamental en situación de riesgo debido a una construcción inadecuada o ubicación en zonas de riesgo no mitigable y; el porcentaje de hogares en riesgo debido a construcción inadecuada o ubicación en áreas de riesgo no mitigable; de todos ellos, sólo el relacionado a sistema de alerta tiene etiqueta verde (adecuado) por la coordinación entre Estado y Municipio, el resto se pasea entre etiquetas rojas, amarillas o simplemente no se cuenta con información.
Dice la frase, no avanzar es retroceder, a más de un año de contar con el estudio elaborado por un grupo de 40 expertos de Center for International Development de la Harvard Kennedy School, sería importante conocer qué avances se tienen a la fecha en estos indicadores.
Arq. Mariano T. Katase Ruiz
El autor es Arquitecto y cuenta con Maestría en Arquitectura, Licenciado en Derecho, Maestrante en Protección Civil y Gestión de Emergencias. Socio Numerario del Colegio Mexicano de Profesionales en Gestión de Riesgos y Protección Civil, A.C.