Liderazgo: ser proactivo
Alrededor de 1999 escuché por primera vez el término de “Sea proactivo”, que es el primer hábito del libro “Los siete hábitos de la gente altamente efectiva”, escrito por el Dr. Stephen R. Covey, quien presentaba un modelo claro, certero y eficiente, donde lo más destacado es que a más de 20 años de haberse publicado sigue vigente, y cuyo fin no es lo motivacional, sino hacernos reflexionar sobre cada uno de nuestras acciones para después estar trabajando en el cambio constante de ser mejores personas, a través de primero, desarrollar nuestro carácter basado en principios con lo que el llama “victoria privada”, que se refiere a la independencia para posteriormente ir por “victoria pública” que es conseguir la interdependencia.
Pero ¿por qué escribir sobre este hábito?
En lo personal, de los tres que Covey manifiesta como de independencia, es el que me parece más importante y se ha perdido u olvidado. Recuerdo a un jefe que nos motivaba a tomar decisiones para anticiparnos, arriesgar y hacer cosas diferentes para obtener cosas distintas.
Él diseñaba planeaciones donde nos sacaba de la rutina, llevándonos a lugares apartados, esto para trabajar en diseñar el futuro de a dónde queríamos llevar la dirección para la que trabajábamos y las indicaciones iniciales eran: Vamos a romper lo tradicional, tengan ideas fuera de lo común que si creen que son imposibles de lograr pueden ser las correctas, así que no se limiten, ya después entre todos definiremos acciones para lograrlo.
Después venía la pregunta detonadora: ¿cómo ven esta área en cinco años? ¿qué estaremos logrando?
Definitivamente extraño esos momentos ya que era la manera de adelantarnos y diseñar un mejor espacio; desafortunadamente, en la acualidad observo mucho miedo a arriesgarse, se prefiere no tomar decisiones porque si me equivoco me regañan o me sentiré mal, no lo hago porque así ha sido siempre o peor aún, estoy para obedecer porque de otra manera perderé mi trabajo.
Y esto lo que genera simplemente es que no nos esforcemos, vivamos en la incertidumbre, y peor aún, no crezcamos o no seamos útiles para la sociedad, es decir, nos convertimos en personas reactivas que es todo lo contrario a la proactividad.
Hoy en día necesitamos líderes proactivos que tengan iniciativa, se animen a tomar decisiones, diseñen el futuro y creen nuevas opciones de hacer las tareas de manera distinta.
Un líder proactivo no sólo toma la iniciativa sino también se convierte en responsable de su propia vida, se mueve por sus valores que previamente son analizados, identificados y en todo momento o cualquier momento difícil practicados.
Y tomar la iniciativa no se refiere a ser insistente o querer ser protagonista sino a reconocer que su función principal es hacer que las cosas sucedan.
Y la proactividad también se refiere a elegir nuestras palabras, nuestras emociones y el lugar donde vamos a actuar.
Los líderes proactivos centran sus esfuerzos en el círculo de influencia, que es el espacio donde tenemos control y podemos impactar, se interpreta la realidad y sabemos lo que se necesita.
Éste, a diferencia del círculo de preocupación, está lleno de “ser” en vez del “tener”, donde podemos ser más pacientes, más humildes, más activos siempre centrándonos en el carácter.
El líder proactivo genera cambios positivos, es ingenioso, creativo y colaborativo lo cual lo lleva a ser una persona autodeterminada, comprometida, no echa culpas, asume responsabilidades, es auténtica, segura y por supuesto optimista.
¡Así que te invito a trascender convirtiéndote en un líder proactivo!
“El enfoque proactivo de un error consiste en reconocerlo instantáneamente, corregirlo y aprender de él”: Stephen r. Covey.
El autor es Ingeniero en Sistemas Electrónicos.
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@linas_alex