Los jóvenes y la solución de los problemas sociales
México es un país con un estructura poblacional joven, pues según datos de la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) 2018, hay 30.7 millones de personas entre 15 y los 29 años; es decir, uno de cada cuatro habitantes del país pueden ser considerados jóvenes (24.6%).
Este bono demográfico nos permite tener fuerza laboral y creativa para hacer frente a los retos que enfrentamos como comunidad y a los problemas sociales que nos aquejan.
Hoy estamos frente a una juventud mucho más consciente del contexto y reflexiva en torno al impacto que generamos en él.
El 57.7% de los trabajadores en las Instituciones Sin Fines de Lucro lo hacen de forma solidaria, sin recibir una remuneración según datos de la Cuenta Satélite de las Instituciones sin Fines de Lucro de Inegi.
Lo anterior, significa que la mayor parte del trabajo que se realiza en las organizaciones de la sociedad civil, proviene de sus grupos de voluntarios, lo que habla de la importancia de fomentar en las nuevas generaciones la práctica de voluntariado.
Garantizar que los jóvenes se involucren en el sector social es clave para asegurar el relevo generacional, pero también para ajustar los modelos de intervención de las organizaciones, respondiendo así, a las condiciones actuales del entorno.
Tener fuerza joven, permite descubrir nuevas formas de comunicarse al interior y exterior de la institución, desarrollar estrategias distintas para la movilización de recursos y solucionar problemas de manera innovadora.
La creatividad y proactividad de la juventud, inyecta oxígeno a las organizaciones sociales, pues tras años de operación, la ceguera puede ser algo inevitable.
No basta con acercar a los jóvenes a las instituciones, se requiere escucha activa a sus propuestas y ser receptivos a las sugerencias que hacen, pues la experiencia de una institución que tiene años de trabajo es tan importante como el empuje y la fuerza de un joven con ganas auténticas de dar solución a un problema social.
Hay una gran diversidad formas en las que los jóvenes pueden participar, lo importante es que las instituciones cuenten con espacios para que puedan contribuir con proyectos de servicio social, prácticas profesionales y servicio de voluntariado.
Además de esto, se requiere que el diseño de la experiencia permita que la estancia de quienes suman sus manos a atender la causa social, sea gratificante y que exista claridad en cómo su trabajo permitió contribuir a mejorar la situación atendida.
Una buena estructura de los programas de vinculación con la juventud, es fundamental para garantizar la transcendencia de las distintas causas sociales, pero también para asegurar que estamos avanzando hacia la construcción colectiva de una sociedad que es capaz de hacer frente a sus más grandes desafíos como: el hambre, la desigualdad, la pobreza, la contaminación, la equidad de género, entre muchos otros.
Los jóvenes son nuestro presente, caminando lado a lado, debemos construir juntos el futuro.
La autora es profesora de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey Campus Sonora Norte y Directora de Agrupación George Papanicolaou Hermosillo.
@PaulaTakashimaNuestro