Mujeres rurales: ¿mujeres invisibles?
“Las mujeres empezaron a trabajar en los años 60, así suele contarse la historia. Sin embargo, eso no es cierto. Las mujeres no empezaron a trabajar en los años 60 o durante la Segunda Guerra Mundial. Las mujeres han trabajado siempre”: Katrine Marça.
A pesar de que el trabajo de las mujeres ha sido excluido de la doctrina económica, es muy importante dimensionar el aporte que históricamente han hecho al desarrollo económico, incluso mucho antes de sumarse de manera formal al mercado laboral.
Reconocer que las mujeres aportan al crecimiento de la región es todo un reto, pero éste se vuelve mayor cuando se trata de quienes habitan en comunidades rurales.
Las mujeres rurales representan una tercera parte de la población mundial y el segmento más importante del trabajo no remunerado.
La seguridad alimentaria es un peso que cargan en sus hombros, pues son ellas las responsables de sembrar y cosechar la tierra y de producir alimentos. Incluso las niñas rurales son las encargadas de recorrer kilómetros para buscar leña para su familia, pero esta tarea también resulta invisible, a pesar de que desempeña un papel que aporta de manera diaria a la economía.
Representan el 43% de la mano agrícola en el mundo, sin embargo, son quienes están más lejos de poseer y poder explotar la tierra. Resulta tres veces más complicado para ellas acceder a créditos y materiales agrícolas, por lo que deben continuar a la sombra de los hombres.
A nivel internacional los indicadores de género y desarrollo muestran que las campesinas se encuentran en peores condiciones que los hombres del campo y que las mujeres urbanas.
Según el Inegi, en México existen 14 millones de mujeres rurales, de las cuales tres millones subsisten en condiciones de pobreza extrema, es decir, disponen de un ingreso tan bajo que aún si lo dedicasen por completo a la adquisición de alimentos, no podrían adquirir los nutrientes necesarios para tener una vida sana; esto resulta paradójico, cuando son ellas las encargadas de trabajar la tierra y de producir los alimentos que el resto de la población consumimos.
En nuestro país, las mujeres rurales trabajan 89 horas semanales, 31 horas más que los hombres, pero el 38% de las mujeres campesinas no tiene ingresos propios; además de esto, son excluidas de la toma de decisiones de la comunidad y no cuentan con voz y voto en los sistemas organizativos locales.
Como es de imaginarse, su participación política es escasa y en algunas comunidades, nula.
Por ello, desde 2008, la Organización de las Naciones Unidas estableció el 15 de octubre como el Día de la Mujer Rural, con el objetivo de hacer visibles las condiciones de pobreza, marginación, escaso acceso a servicios de educación, salud, alimentación y vivienda que enfrenta este sector de la población.
Buscar el desarrollo de las mujeres rurales debe ser prioritario para todos los países, pues su aporte no sólo sostiene la economía, sino que evita que las crisis económicas sean más graves y que la migración del medio rural se intensifique.
Para generar condiciones de desarrollo para ellas, es necesario:
-Reconocer que las mujeres campesinas son sujetas de derechos y con ello generar igualdad de oportunidades para ellas.
-Promover el empoderamiento de las mujeres rurales, a través del acceso a la educación, empleo digno y remuneración del trabajo de campo.
-Promover la participación política de la mujer, pues son ellas quienes deben representar a su propio sector y sus necesidades. Como ciudadanas, es muy importante que sean parte activa de la toma de decisiones.
Gobierno y sociedad debemos trabajar en conjunto para lograr mejores condiciones de vida para las mujeres rurales, pues son ellas, ese sector invisible, las que en muchos casos sostienen las economías locales, e incluso las nacionales.
La voz de las mujeres rurales apenas empieza a ser escuchada, apoyémoslas haciendo eco.
La autora es profesora de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey Campus Sonora Norte y Directora de la Agrupación George Papanicolaou Hermosillo.
@PaulaTakashima
paulatakashimaaguilar@ gmail.com