Ni te ves con tus ojos ni te escuchas con tus oídos

El autor es escritor, capacitador, networker, conferencista y Life Coach en SB3.

“El problema está en no saber qué queremos”.

¿Alguna vez has sentido que no te gusta lo que ves en el espejo, incluso cuando otras personas te dicen que te ves bien?

¿Has sentido que todas las personas te perciben mal, y cualquier comentario que te hacen te ofende?

¿Has sentido cansancio, confusión, la cabeza “embombada” y sin saber por qué?

¿Te gustaría salir de esa situación?

Puedes hacerlo.

Una persona puede estar triste, y que las demás personas físicamente lo noten, o puede ser que no lo noten. Ya que las demás personas la ven con los ojos, pero una persona que se ve a sí misma a un espejo, siempre notará su tristeza, porque no se está viendo con sus ojos, sino con sus emociones.

Lo mismo aplica con todos los sentidos: tú oyes con tus oídos, pero escuchas con tus emociones.

Puedes estar platicando con alguien, y esa persona puede decir cualquier cosa inocente, y tú puedes preguntarte “¿qué querrá decir?”, y tomarlo para bien, o para mal según sea el caso de tu emoción.

A lo que voy es que son nuestras emociones las que filtran la información.

A través de ellas nos vemos a nosotros(as) mismos(as), así como también a través de ellas vemos el mundo. Por ende, nuestras emociones son claves para nuestra experiencia en el mundo.

Tenemos muchas creencias, y muchas de ellas son contradictorias.

Por una parte creemos que queremos ser millonarios(as), pero por otro lado creemos que las personas millonarias son tranzas; por una parte creemos que queremos cuidar nuestra alimentación, pero por otra parte creemos que da más felicidad el comer chatarra sin preocuparse.

En fin, tenemos una competencia interna de creencias que quieren sobresalir.

El resultado de esto es que, en lugar de avanzar, nos estamos arrastrando, nos movemos muy lentamente, sentimos confusión y el desgaste de energía es muy grande.

Realmente no sabemos qué queremos y todas esas fuerzas diferentes y contradictorias actuando dentro de nosotros(as), nos mueven en direcciones diferentes, en direcciones de competencia. Y todo eso nos cansa tanto física como mentalmente.

¿Qué podemos hacer al respecto?

Necesitamos claridad, y las metas introducen orden en nuestras vidas.

Cuando tenemos metas, sabemos a dónde vamos, sabemos lo que estamos haciendo y, al trabajar hacia nuestra meta, podemos trabajar gradualmente en algunas de esas creencias, eliminando un poco de confusión, eliminando esa competencia, y hacer que nuestros recursos apunten en la dirección a la que realmente queremos ir.

Quién diría que ponernos metas puede ayudarnos a desarrollar nuestra inteligencia emocional.

El autor es escritor, capacitador, networker, conferencista y Life Coach en SB3.

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