No hay tiempo que perder
El otro día, en un evento al cual asistí con su sana distancia, apareció “Panchita”, una persona que conocí hace algunos años y que hace mucho no veía, con grandes habilidades para la cocina y gran entusiasmo por vender. Al preguntarle ¿cómo te va?, comentaba que se había retirado del giro al cual se dedicaba originalmente.
Me sorprendió porque realmente tenía talento en cuestión de la música, pero me dio mucho gusto saber que ahora se dedicaba al giro de la gastronomía, yo recuerdo que esta persona cocinaba como los ángeles y creí que había montado un restaurante con comida internacional, pero no fue así, se aventuró a poner un punto de venta de tortas, hotdogs y hamburguesas.
Las burlas ocultas se manifestaron, pero fueron desapareciendo a medida que los demás escuchaban la anécdotas e historias que nos contaba “Panchita” acerca de cómo abordaba a sus clientes y cómo se enfrentaba a los problemas personales.
La carrilla fue desvaneciéndose gradualmente, transformándose en respeto y admiración hacia una persona que intenta salir adelante para lograr estabilidad en su vida.
Comenta que se levanta desde las 5 de la mañana, y a partir de ahí, no para de trabajar hasta que llega la hora de comenzar a atender a sus clientes. “Eso no lo veo como trabajo, porque disfruto al
conocer gente y atenderla”, dice.
Nos comentaba que una vez que fue a una panadería, fue a comprar roscas de reyes para regalar a sus amigos y familiares, y le tocó ver cómo una persona que estaba haciendo fila, intentaba pagar con tarjeta, pero la persona que atendía la caja, le comentó “sólo efectivo, no aceptamos pagos con tarjeta”.
En ese momento “Panchita” dijo: “ Yo compré roscas, yose la puedo vender, así es que, esperó a esa persona en la salida y le dijo: “Si gusta yo le puedo vender una de mis roscas de reyes, si gusta me puede transferir, y yote puedo dar una de las roscas que llevo”. Ejemplos de ese tipo nos estuvo contando.
Terminó con esta historia: había comprado un mundo de dulces, peluches y flores para esta temporada de enamorados, “porque ya viene el día de los enamorados, y… ¿a qué no saben qué voy a hacer?, le pedí a un conocido que me permitiera poner una exhibición de arreglos con detallitos para los enamorados en la entrada de su casa, dado que por ahí pasan muchos carros y para San Valentín es una oportunidad de oro que no quiero dejar pasar”.
Volteó a ver el reloj y dijo: “¡AveMaría Purísima… ya es muy tarde, ya me voy!… porque tengo que llegar a hacer todos los arreglos, si no, no la voy a armar, no hay tiempo que perder”. Y se fue. Esto deja una muy buena enseñanza que es: aprovechar el momento “Carpe Diem”, evita entretenerte en cosas que sólo quitan tiempo y no reditúan.
Cada vez que creas que tienes una oportunidad enfrente, aprovéchala, y si no sabes que es una oportunidad, entonces date el tiempo para descubrirla por ti misma(o)y vívela.
El autor es experto en Branding y Comunicación Creativa. Hamster & Sniper y CEO Productos la Casta.
Miembro activo de Aspac