No olvidemos a los artistas
Seré honesta. Estoy harta de hablar del coronavirus… parece ser todo de lo que hay que hablar hoy día, sobre todo tomando en cuenta que los que podemos, estamos encerrados sin mucho más qué hacer aparte de preocuparnos por las constantes noticias.
Pero haré un espacio para decir algo al respecto, porque hay una cuestión que considero importante, y entre todo, he oído poco al respecto.
Esta contingencia nos ha obligado a darnos cuenta quiénes son los verdaderos trabajadores esenciales de la sociedad.
Tanto, que el gobierno mismo ha tenido que hacer una distinción entre los negocios para decidir quiénes permanecen abiertos.
Oh, sorpresa. Resulta que no son los corredores de bolsa ni los inversionistas quienes mantienen a todos vivos, sino los cajeros del supermercado, las personas de limpieza, los recolectores de basura. Sin excluir, por supuesto, a los trabajadores de la salud: enfermeras, doctores que están sacando el cuello por todos.
Eso ya de por sí deja mucho qué pensar respecto a la sociedad en la que vivimos, y los sueldos que consideramos aceptables para aquellas personas sin las cuales el mundo se paraliza.
A pesar de todo esto, vengo aquí a recordar que no esencial no significa carente de importancia. Y una de las profesiones que ha probado ser importante, aunque no sea esencial, es el arte.
En esta cuarentena, ¿cuántas temporadas de series llevas en Netflix o Prime? ¿Cuántas películas has visto con tu familia? ¿Qué videojuegos has jugado? ¿Qué libros has leído?
Casi todos los que estamos en casa, con o sin nuestros empleos activos, tenemos horas de tiempo que normalmente serían “libres”. Sin poder salir para ver a amigos, o cuando ya se nos terminó la conversación en videoconferencias, recurrimos a las películas, series, juegos, libros. Al arte. Para entretenernos, sí, pero también quizás para olvidarnos un rato la angustia que estamos viviendo.
Si bien el arte no es una industria esencial para nuestra supervivencia, sí es importante para conservar la cordura.
Crecí escuchando de muchas fuentes que las artes no eran un trabajo de verdad, directa o indirectamente. Ya fuera mi tío, que dijo “qué desperdicio” cuando supo a qué me quería dedicar, o la falta de apoyos educativos para estudiar artes dentro y fuera del país.
No obstante, ahora veo que, en un momento de crisis, tantos se tornan hacia las artes para reconfortarse, escapar, entretenerse o sentir algo que no sea pura ansiedad por la salud o la economía del mundo. Esto, quizás, sin conectar esas historias o contenidos con los seres humanos, muy reales, que trabajan arduamente para crear. Que, si bien las historias que vemos en el arte no son “reales”, las emociones que crean, sí.
No olvidemos a los artistas.
Muchos hoy están pasando también por momentos difíciles; sus empleos pospuestos, comisiones canceladas, proyectos que no se llevarán a cabo a causa de la contingencia.
Si tenemos la posibilidad de apoyar un patreón, ordenar una comisión, comprar un curso en línea, comprar un libro nuevo que alguien autopublicó en línea, hagámoslo. Ya descubrimos que el arte está ahí para mantenernos cuerdos en momentos de locura, así que ¡no olvidemos a los artistas!
La autora es guionista, Maestra en Artes. Escritura de Guion por la Universidad Napier de Edimburgo / twitter @alexamenexa