Organización: su filosofía
Toda organización cuenta con una filosofía enmarcada en una razón de ser y estar, como dirían los ingleses.
Ésta les da sentido de pertenencia, de formar parte de algo más grande, complejo, que se inyecta en la inteligencia emocional y que crea procesos sicológicos que otorga el impulso que permite a la persona cumplir con las obligaciones y en la medida de la intensidad, dar un poco más de lo que la organización exige.
En el fondo es más allá de las características motivacionales que logran que la organización se mantenga viva, pujante, productiva.
Es, como lo decía al principio, ese razonamiento que te ubica en el lugar exacto de tu existencia que en ocasiones te lleva a extremos donde se inmiscuyen pensamientos propios conjugados con los impuestos que es lo que ocurre con los japoneses, quienes llevaron al máximo la sensación y satisfacción del deber cumplido.
En el área empresarial se creó un modelo alimentado inicialmente con estudios sobre el ejército americano durante la Segunda Guerra Mundial en los que se experimentó con la capacidad anímica de las tropas.
Se mezclaron ingredientes relacionados con la incipiente sicología – que era tratada como rama seudocientífica donde el conductismo, expresionismo (como comunicación formal e informal) y el uso de las características de la religión (aprovechando su cosmológica), dieron pie a estrategias que se fueron sumando al paso de las décadas.
El desarrollo organizacional que entró a México en los 80 vía el TEC de Monterrey-, tuvo su auge en Estados Unidos como forma de ser y necesario en el mantenimiento del capitalismo puro.
Fue así como surgieron algunos conceptos ya conocidos en la empresa.
Filosofía (del trabajo), misión (de largo plazo), visión (¿dónde estará la organización en cinco años?), valores (como herramienta de conducta) y desarrollo de estrategias, tácticas conocidas sé que los puros no estarán de acuerdo al cien, pero sirve de referencia para no abundar, como metas y objetivos.
Estos conceptos siempre se han manejado en toda organización en el devenir histórico pues forma parte intrínseca de la persona al momento de sentirse como un elemento necesario y cobijado por un ente que le sobrepasa.
La diferencia es que hoy los conocemos como parte de un tinglado empresarial y se nos volvió más común. Pero aplíquelo a cualquier organización, del tamaño que guste, y verá que tenemos razón.
Incluso en su familia. El hecho es que la parte medular de estos esquemas es la filosofía, la que influye en el comportamiento personal al permitirnos saber y sentir si estamos bien o mal, (mediante la utilización del libre albedrío), si nuestras acciones son las debidas y que incluso, permite el estilo de liderazgo una vez que se comprende con exactitud en qué está fincada esa piedra que sostiene a la organización.
ARMANDO VÁSQUEZ ALEGRÍA
Periodista con más de 30 años de experiencia. Correo: archivoconfi dencial@hotmail.com Twitter: @Archivoconfi den