Por esa canción que tocó nuestro corazón
Es increíble cómo un par de acordes nos hacen sentir una infinidad de emociones, que es inevitable no contagiarnos de alegría, llenarnos de euforia y hasta derramar una lágrima cada vez que los
escuchamos.
En los primeros segundos que suena la melodía, nos puede transportar a nuestros mejores recuerdos, y conforme avanza la canción, sentir que estamos en ese recuerdo, jugar y divertirnos como aquella ocasión, simplemente es satisfactorio.
Cantar ese coro inolvidable de nuestra canción favorita a “todo pulmón” y sentir la emoción que se nos enchina la piel.
Inclusive nos motiva a bailar y tener de un mal día, el mejor de nuestras vidas. También nos ha acompañado en los malos momentos y al igual que un amigo, su mensaje nos da una palmada en la espalda y nos dice que este mal rato es sólo eso, un mal momento.
En muchas ocasiones, en nuestros momentos de mayor tensión rodeado entre estrés y preocupaciones, una canción apacigua nuestros ánimos y hace ver que todo no está perdido y que lo podemos resolver.
Se siente bastante genial que una canción te haga ese “switch” en tu actitud. Si te sientes triste hace que te sientas feliz y si estás feliz hace que te sientas aún mas alegre, para seguir disfrutando, ¡que no pare la música!