Preescolares: alimentación, nutrición y salud
(SEGUNDA DE 2 PARTES)
Comenté en este espacio que esta etapa, preescolares 2 a 5 años, es muy importante en el desarrollo de los hábitos de alimentación. Comenté que ellos imitan a sus padres, y eso incluye la alimentación, y que estos niños y niñas están en una etapa de rápido crecimiento y desarrollo.
Los niños a estas edades tienen un entorno relativamente acotado, todavía “orbitan” alrededor de sus padres y familia cercana. Sus gustos por la comida son prácticamente los de sus padres, usualmente sólo comen lo que se come en la casa.
Si al niño le gusta consumir su comida de mediodía acompañada de refrescos, es porque eso lo acostumbran en su casa; él no tiene ni la capacidad de decisión sobre lo que se compra ni el dinero para comprarlo por sí mismo.
Los niños prefieren los sabores dulces y los salados, mientras que rechazan los sabores ácidos y amargos. Pero también se sabe que su consumo de alimentos está directamente relacionado con los
alimentos que les son familiares, lo que resalta la importancia del ambiente familiar al definir sus preferencias.
El ejemplo de la casa es una gran influencia. Pero tenemos una situación de hecho: 75% de los adultos en el país padece sobrepeso u obesidad*. Esa es la realidad del modelo que se podría estar reproduciendo: 35% de los niños del siguiente grupo de edad, escolares de 5 a 11 en el medio urbano, ha desarrollado sobrepeso u obesidad. Niños obesos, hijos de padres obesos.
El ritmo de crecimiento de los preescolares es acelerado, y eso lleva a necesidades específicas de nutrientes, en este caso de proteínas para promover el crecimiento de todos los tejidos de su organismo, huesos, músculo, fibras nerviosas, para lo que necesita, también, un apropiado consumo de energía.
Su crecimiento acelerado, sin embargo, no es homogéneo, y dado que su apetito es consecuencia del crecimiento, los días que crece menos tiene menos apetito,y los días que crece más tiene más apetito. Es normal. Nuestra misión es ofrecerles comida saludable y dejarles decidir la cantidad, pero promover buenos hábitos, como el consumo cotidiano de frutas y verduras, fuentes importantes de vitaminas, minerales, fibra, que ayudan a reducir el riesgo de desarrollar enfermedades como obesidad, cáncer y diabetes, al interactuar con la microbiota del intestino
(en otra columna).
La buena alimentación y nutrición de los preescolares es importante para que logren desarrollar todo su potencial genético. Comer pescados, carnes magras, aves, huevo, leche y productos lácteos
bajos en grasa, leguminosas como frijol, lentejas, garbanzo, todas buenas fuentes de proteína.
Como padres estamos preocupados por su salud, pero queremos que coman la cantidad de comida que nosotros consideramos apropiada. Nos preocupamos y creemos que mientras mayor sea la cantidad es mejor. Noes el caso. Obligar al niño a comer, o a comer de más, no es conveniente por el potencial impacto sobre su relación con la comida.
Muchas veces, los permisos para jugar, para ver televisión, para salir con sus amigos, el acceso a los dulces y postres se supeditan a que el niño cumpla con su “plato limpio”. Eso no se debe negociar, porque estaríamos pervirtiendo la relación del niño con la comida, y enviándole la señal equivocada.
Iniciar a los niños para que desarrollen un gusto por frutas y, sobre todo, vegetales es un proceso y un reto. Si rechaza un alimento que no nos gusta, decimos “mira, igual que a mí, no le gusta el brócoli”.
Y vamos haciendo una “lista” de lo que “no le gusta”. Ese gusto se debe promover, inducir, adquirir. Muchos niños necesitan que se les insista hasta en 10 ocasiones para lograr que acepten algunos alimentos. Ese ya es trabajo nuestro. “Un arcoíris de nutrimentos, con verduras y frutas como alimentos”. (Samhb y N,2018)
*Fuente de los datos: Ensanut, 2018.
El autor es Dr. en Ciencias Nutricionales Director General de Cultura de la Nutrición, A.C.
sgalavizm@gmail.com y culturadelanutricion@gmail.com
FB: Samuel Galaviz, y Cultura de la
Nutrición A.C.